Florida. Estados Unidos. (PE). “Sr. Presidente, Cuente la verdad
al pueblo sobre el terrorismo” reclama el Obispo Robert Bowan.
quién voló en 101 misiones de combate en Vietnam y actualmente es
Obispo de la Iglesia Católica en Melbourne Beach, Florida, en una
carta enviada a George Bush, Presidente de EE.UU. donde llama la
atención critica del accionar de su país en numerosos países del
mundo.
El Obispo Robert Bowan dice al
Presidente Bush que “Si los mitos acerca del terrorismo no son
destruidos, entonces la amenaza continuará hasta destruirnos por
completo” y advierte que “ninguna de nuestras millares de armas
nucleares pueden protegernos de esa amenaza” por lo que descarta
como inútiles para ese propósito al sistema de "guerra en las
estrellas" –“no importa cuan técnicamente avanzado sea ni cuantos
trillones de dólares se hayan gastado en él”, ni un arma nuclear
traída en un barco, avión o auto alquilado, como tampoco “ningún
arma de nuestro vasto arsenal, ni siquiera un centavo de los u$s
270.000.000.000.000.- (si, esos mismos doscientos setenta billones
de dólares) gastados por año en el llamado ¨sistema de defensa¨
puede evitar una bomba terrorista”.
Bowan sentencia que “Esto es un
hecho militar”, apelando a su autoridad para el tema citando que
“Teniente Coronel retirado y frecuente conferencista en asuntos de
seguridad nacional” al mismo tiempo que militante cristiano para
lo cual menciona que siempre cita el salmo 33 "Un rey no está a
salvo por su poderoso ejército, así como un guerrero no está a
salvo por su enorme fuerza".
Al interrogante sobre si “¿No
existe nada que podamos hacer para garantir la seguridad de
nuestro pueblo?” Bowan replica que “Existe” pero que para entender
eso “precisamos saber la verdad sobre la amenaza” que según el
obispo el Presidente Bush no dijo la verdad al pueblo
estadounidense “cuando explicó por qué bombardearíamos Afganistán
y Sudán” y prueba esa afirmación al decirle a Bush “Ud. dijo que
somos blanco del terrorismo porque defendemos la democracia, la
libertad y los derechos humanos del mundo”. Y exclama “ ¡Qué
absurdo, Sr, Presidente!”
Inmediatamente Bowan detalla
causales por las cuales Estados Unidos es un objetivo de
terroristas, “porque, en la mayor parte del mundo, nuestro
gobierno defendió la dictadura, la esclavitud y la explotación
humana...Y somos odiados porque nuestro gobierno ha hecho cosas
odiosas... ¿En cuantos países agentes de nuestro gobierno
depusieron a líderes popularmente elegidos, sustituyéndolos por
dictadores militares, marionetas deseosas de vender a su propio
pueblo a corporaciones norteamericanas multinacionales?...Hicimos
eso en Irán cuando los marines y la CIA derrocaron a Mossadegh
porque el tenía la intención de nacionalizar el petróleo. Y lo
sustituimos por el Sha Reza Palhevi y armamos, entrenamos y
pagamos a su odiada guardia nacional –la Savak- que esclavizó y
embruteció al pueblo iraní para proteger el interés financiero de
nuestras compañías de petróleo. Después de eso, ¿será difícil de
imaginar que existan en Irán personas que nos odien?”
El obispo continua su listado de
acciones de EE.UU. en el mundo diciendo que “Hicimos lo mismo en
Chile... en Vietnam...recientemente intentamos hacerlo en Iraq...
¿cuantas veces hicimos eso en Nicaragua y en otras repúblicas de
América Latina?.... hemos destituido líderes populares que
deseaban que las riquezas de su tierra fueran repartidas entre el
pueblo que las generó....los reemplazamos por tiranos asesinos que
venderían a su propio pueblo para que, mediante el pago de
abultadas propinas para engordar sus cuentas particulares, las
riquezas de su propia tierra pudiera ser tomada por la Dominó
Sugar, la United Fruit Company, la Folgers y por ahí va todo”.
Bowan describe la política
exterior de EE.UU. diciendo que “En cada país, nuestro gobierno
obstruyó la democracia, sofocó la libertad y pisoteó los derechos
humanos. Es por eso que somos odiados en todo el mundo... que
somos el blanco de los terroristas” señalando que “El pueblo de
Canadá disfruta de la democracia, la libertad y los derechos
humanos, así como el pueblo de Noruega y Suecia” y le pregunta a
Bush si “¿Ud. escuchó hablar de embajadas canadienses, noruegas o
suecas siendo bombardeadas?”
Desde esa argumentación el Obispo
afirma que “Nosotros no somos odiados porque practicamos la
democracia, la libertad o los derechos humanos” sino “porque
nuestro gobierno niega esas cosas a los pueblos de los países del
tercer mundo, cuyos recursos son codiciados por nuestras
corporaciones multinacionales” así que “Ese odio que sembramos se
volvió en contra nuestra para asombrarnos, en forma de terrorismo
y, en el futuro, el terrorismo nuclear”.
A partir de su argumentación el
Teniente Coronel retirado Bowan concluye que conocida y entendida
la verdad sobre por qué existe la amenaza la solución es obvia
“Nosotros necesitamos cambiar nuestras costumbres” por lo que
propone liberarse de las armas nucleares –“unilateralmente si es
preciso”-, alterar “drásticamente” la política exterior y “En
lugar de enviar a nuestros hijos e hijas a todo el mundo para
matar árabes de modo que podamos tener el petróleo que existe
debajo de sus arenas, deberíamos mandarlos para que reconstruyan
sus infraestructuras, proveerlos de agua limpia y alimentar a sus
niños hambrientos”.
También propone que “En vez de
continuar matando diariamente a millares de niños iraquíes con
nuestras sanciones económicas, deberíamos ayudar a los iraquíes a
reconstruir sus usinas eléctricas, sus estaciones de tratamiento
de agua, sus hospitales, y todas las otras cosas que destruimos y
les impedimos reconstruir con sanciones económicas”. que en vez de
entrenar terroristas y escuadrones de la muerte “deberíamos cerrar
la Escuela de las Américas”, a cambio de “sostener las revueltas,
la desestabilización, el asesinato y el terror alrededor del
mundo, deberíamos abolir la CIA y dar el dinero que ella gasta a
agencias de asistencia”.
Finaliza sosteniendo que
“deberíamos ser buenos en lugar de malos, y de serlo, ¿quién iría
a intentar detenernos?¿Quién nos iría a odiar? ¿Quién nos iría a
querer bombardear? Esa es la verdad, Sr. Presidente. Eso es lo que
el pueblo norteamericano precisa escuchar”. (SN 4295).
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