Gregorio Goikoechea -Goiko para los amigos- es una persona entrañable. Su empatía y positividad total contagian. Nos conocimos en Comillas hace muchos muchos años. El dejó pronto el sacerdocio, siguiendo la llamada interior del amor, para formar una familia numerosa. Pero esto no le ha hecho perder el entusiasmo por mantener unidos a los antiguos compañeros. Tras una vida de trotamundos, trabaja ahora en Unión Fraternal, en pastoral del Turismo, que han celebrado una extraordinaria reunión en Jaen sobre la que volveremos, y en tantas otras cosas como la ayuda a seminaristas cubanos. Visita con frecuencia Atrio y desea que no se reduzca este lugar a hacer crítica, por justa que sea, sino a presentar también ejemplos positivos de experiencias cristianas. Goiko sueña y hoy ofrecemos un sueño que nos ha transmitido --muy confidencialmente-- este hombre bueno que, aunque ya se está preparando a ser abuelo, tiene alma de niño. A.D.
Goiko: «He tenido un sueño»
|