Dios es Ella

 

Por Isabel Gómez Acebo, Teóloga en Madrid

 

I. INTRODUCCIÓN

La posibilidad de referirnos a Dios en femenino en nuestro credo es relativamente reciente y todavía considerada como algo extraño. Algunos lo miran con escepticismo y otros con hilaridad pero pocos con naturalidad. La fuerza de una sociedad patriarcal borró todos los intentos de hablar de Dios con metáforas o símbolos de mujer y eso que el Génesis lo había dejado bien claro: “varón y mujer los creó a su imagen los creó”. Casos y personas aisladas con intuiciones de estas imágenes divinas siempre ha habido pero, eran poco numerosas, con lo que carecían de la fuerza necesaria para impulsar sus ideas y que estas se expandieran.

Ha sido la irrupción de las mujeres en la vida pública y concretamente en el mundo teológico lo que ha colaborado a un cambio de tendencia. Una innovación beneficiosa para todos pues Dios se verá enriquecido con todo el mundo que gira en torno al sexo femenino; las mujeres contemplarán sus roles y maneras de ser, tradicionalmente infravalorados, con nuevos ojos; los varones podrán asumir virtudes que tachadas de femeninas no osaban practicar y la sociedad se beneficiará de un equilibrio mayor entre sus elementos. De aquí, el interés por promover la idea de un Dios que se parece a nosotras.  

 

II. ESQUEMA

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