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JOSE MANUEL RUIZ MARCOS EN "AMAR EN COMILLAS"
Avilés, 15 - I -04.


INTRODUCCION

     Me da una triste pereza escribir estos folios. Prefería que esta reflexión la escribiera otro, por ejemplo mi hermano Nazario Garralda, quien, ya en Teología, sin llegar al altar  y sin dejar de amar a Comillas todos los días de su vida, tuvo la valentía y la nobleza de dejar la Cardosa, saliendo por la puerta grande.
   Le enviaste a él la propaganda de tu desdichada novela e inmediatamente te dije que ya estaba en el cielo, después de constituir un hogar cristiano y de morir santamente. En talento no te iba a la zaga;
también él fue mensualista (yo nunca fui mensualista en Comillas, sí lo fue el protagonista de mi novela)y varios años predicó en griego el sermón de S. Juan Crisóstomo, y en humildad y en fe  y también en amor entrañable a la Virgen me parece que estás muy lejos de pisarle los talones.
     Me dices en uno de tus correos que no conozco tu humildad para hacer tal comparación. ¡Qué mas quisiera yo que conocer tu humildad! La verdad, no debo hacer juicio temerario  sobre lo que no conozco. Pero, me hubiera sido gratificante  haber encontrado tu humildad en tus páginas. Mas bien veo que estás en las antípodas. Todos los que te conocen de cerca coinciden y aseveran el grito que atribuyes al santo P. Nieto, cuando te
grita (tú lo dices), " Esa es tu soberbia, la que te pierde", cuando tú te consideras "sin lugar a dudas el número uno de la promoción" con "las mejores notas de tu curso, siempre summa cum laude" .
     Un asomo de humildad apreciaron en ti, cuando al poco de ingresar en el noviciado te expulsaron (no había ingresado y no fui expulsado)y no precisamente por exceso de humildad y, acudiendo al P. Nieto  como el esclavo de Filemón acudió a Pablo, te readmitieron por recomendación del P. Nieto.(un director espiritual nunca podría hacer esa recomendación)
    
CUANDO LA SAL SE HA VUELTO SOSA

     Abrí al azar tu esperada y temible novela con tan mala fortuna que me cayó el capítulo de la bóveda de la iglesia. Me dio tal asco que sentí náuseas y, para no vomitar, dejé el texto aparcado  y poder pasar una
Navidad inocente y feliz, porque "cantando viene un serafín con ángeles mil".
     Si tú sentías ansias de vomitar cuando la salivilla el P. Nieto caía sobre su mesa, no te extrañarás de las arcadas de  todos los comilleses, convertidos en escupidera de tus pestilentes gargajos.
     Pasadas las fiestas devoré los 21 capítulos; acto seguido, volví a hacer un reflexivo análisis antes de dictar sentencia  sobre una causa, en la que está en juego la fama de la obra  de más relieve de la Compañía de Jesús 
en España durante el siglo XX, la Universidad Pontificia de Comillas,  en el paradisíaco pueblo de Cantabria, donde disfruté  los mejores años de mi vida, 15 de estudios y uno más con los rojos, 16.
     Y vamos a quitarte la careta de tu mentira novelada para que cada palo aguante su vela.Tú viviste sólo 9 años en la Cardosa. Después de tu licencia en Filosofía, ingresaste en la Compañía y, desde el noviciado nos
escribiste una carta  como si viniera del cielo que nos transmitió tu querido
P. Nieto. ( no tengo idea de la tal carta, al menos no la recuerdo)¡Qué maravillas decías de la Madre Compañía en cuyo seno te arrullabas  como un niño angelical, echándonos el gancho para seguir tus
pasos!
     Eran los tiempos en que seminaristas de Comillas, desde el primer alumno, Dionisio Domínguez, hasta José Manuel Ruiz, buscando perfección  ingresaban en la S.J. Así lo hacían también curas diocesanos como Lodos,
Sotillo y García Nieto. Ahora, "quam mutatus ab illo tempore", se han vuelto las tornas, y más de diez mil jesuitas habéis abandonado . ¿Te suena aquello de " corruptio optimi, pessima"?
     ¿Es que ya no interesa la perfección A.M.D.G? ¿Es que Ignacio de Loyola y Francisco de Javier han dejado de ser estrellas? ¿Es que aquellos gigantes del s. XVI hicieron el tonto  en Montmartre con sus votos
evangélicos? ¿Es que se ha vuelto sosa la sal? O, ¿es que se han cruzado otras estrellas  fugaces  por el camino, desorientando en la soledad de los espacios y de la historia?
     ¿Qué has visto en la Compañía recorriendo todos los países de Iberoamérica, como asistente de un plenipotenciario del General de la orden para la "cuestión social"? ¿Por qué el jesuita José Manuel Ruiz
Marcos, después de ejercer 10 años el sacerdocio, y 17 de jesuita, decide abandonar la Compañía, decisión que respeto, ¿por qué calumnia, ahora,  a la Universidad Pontificia de Comillas, ensañándose precisamente contra el único jesuita , cuya causa de canonización comillesa, está avalada por cardenales, obispos y todos los antiguos alumnos esparcidos por todo el mundo?  ¿Por qué?

¿¡DONDE QUEDA LA CORDURA DE TU ANCIANIDAD!?

     Ahora, a tus 77 años, casi con un pie en el estribo de la funeraria, (!!!)rumbo a la eternidad inevitable, quieres espantar tu soledad interior con nosotros, pero eso sí, sin apearte de la burra, como queriendo autojustificarte.
     Ese es tu problema, una crónica obsesión sexual. Un problema al que de entrada  rechazas sistemáticamente  la solución. Un problema que crees que lo padecemos todos con el mismo grado de obsesión que tú. Es asunto
personal tuyo  que tienes que tratar con aquel temor y temblor de que habla S. Pablo. Como no lo resolverás nunca, es tirando tus piedras al lago sereno  de nuestras vidas consagradas a Dios en el sacerdocio. Y no
encontrarás la salida del túnel, en la misma medida en que huyes de la única solución, la humildad de la penitencia, que produce en el cielo más alegría que los 99 justos que no necesitan de ella.
     De lo contrario, es para volverse loco. Por eso, en virtud de esa locura y en base a la clandestinidad, me parece perfectamente creíble la obcecación mental de la escena en la bóveda de la iglesia, llevando después la tramoya ficción, hasta las últimas consecuencias  de la ordenación sagrada del Presbiterado, sobre el "Fiat" en mosáico negro sobre blanco, ante el altar mayor de la Universidad, mirando al agujero de la bóveda tachonada de estrellas, donde te sacaste de la manga, una manga como la del burro de Olloniego, el "sacramento del amor".
     ¡Qué asco! Y,¡¿a esa mariconada se reduce toda tu sabiduría con licenciatura en Filosofía, summa cum laude nemine discrepante?!

AMIGO RUIZ,  "¿A QUE HAS VENIDO?"

   
      Tengo mis serias dudas sobre tu fe. Tú mismo afirmas: "mi falta de asentimiento interno a la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía".
     ¿Crees en Jesucristo Dios y hombre verdadero? ¿Y en la maternidad divina  de la siempre Virgen María?  Porque la frivolidad con que haces referencia blasfema a la virilidad del Espíritu Santo  en su acción de cubrir
a la esclava del Señor, te pone a la altura espiritual  de una gallina de corral y no de una águila imperial, como lo fue su capellán S. Juan, tomándola por madre.
     Por supuesto, ya veo que le dices al P. Nieto: "No creo en tu dios que nos has falsificado; un dios  que crea el infierno eterno, del que tú nunca dejas de hablar, que es siempre tu último argumento"
     ¿Es posible que, a pesar de haber sido elegido por el P. Nieto (falso) presidente de la Congregación Mariana, no hayas besado nunca una estampa de la Virgen?  ¿Es posible que no te salga del alma  cantarle a la
Estrella de los Mares, "te acuerdas Madre a tus pies cuántas veces recé la Salve"?
     Entonces, ¿¡cómo se explica tu querencia irresistible  por la Cardosa?! ¿Sólo por ser un animal de costumbres, con el instinto  de las vacas que, después de pacer en la pradería, retornan cada una sin equivocarse a su propio pesebre en la vaquería? ¿Sólo por ser Comillas el paraje paradisíaco,  que cautiva al corazón romántico al atardecer de la vida, aunque ahora lo llames "melancólica semiruina"?
     ¡Es posible que al anochecer de tu vida, cuando se asoman las estrellas, no te digan "¡quam sordida este terra dum coelum aspicio!" ¿Subes a la Cardosa, sólo para que la Estrella de los mares que otea los horizontes de sus hijos, desparramados por todos los rincones del planeta en misión evangelizadora, te bendiga a ti embrujado en concupiscencia  de amores nefandos con tu "Rosendo"?!
    
NO ES UNA NOVELA FICCIÓN A SECAS.

     Porque, ¿ hasta qué medida tu "Amar en Comillas" es autobiografía? Si no lo es, lo disimulas muy mal., pues el sujeto de tu Introducción sigue siendo el mismo que viste y calza; y la obsesión sexual, fruto indiscutible
de tu soberbia, que también se paga en esta vida, se asoma en todas sus páginas con un ímpetu irresistible  recalcitrante. No hay desgracia mayor que acostumbrarse a pecar sin darle importancia. Y subrayo tu soberbia de la que es consecuencia tu obsesión sexual.
     Cuantos te conocen de cerca, y aquí incluyo también a los secularizados, espontáneamente reconocen no sólo tu talento sino también tu soberbia como signo de identidad. Sí, la misma soberbia que en la novela
fustiga el P. Nieto.
     La puerta de bronce de la Universidad de Comillas es muy soberbia también, pero no está sacada de quicio; por eso, la mueve con un dedo la humildad de la Esclava del Señor.
    No es una novela ficción a secas. Finges que estudias la Teología en Comillas, cuando esos cursos los hiciste a miles de kilómetros de Comillas, en Bogota (Colombia) siendo jesuita. Pero en América eras una gota  del
océano. Y tú lo que quieres es brillar, soberbia siempre a flor de piel, haciendo el mayor daño posible  a todos  tus compañeros, montando la tramoya correspondiente, vistiéndote tal vez con retales de tu vida anterior
de los cursos de Filosofía.
     El entorno y personajes que entran en escena  son todos, o casi todos, de carne y hueso, conocidos en la Cardosa. Así en momentos trascendentales te atreves a citar como cooperador responsable  en una
acción nefanda al lego sacristán, conocido como "Hermano Pasitos" por su forma peculiar de andar, quien  si mal no recuerdo tuvo que abandonar la Compañía.
     ¡Tranquilo! que no hay peligro de que te lleve a los tribunales por difamación, porque, seguro, que ya está hecho polvo y criando malvas.
     Lejos de toda ficción citas los nombres  de personas conocidas, como los Padres Rectores, Salaverri (con su voz por debajo del diafragma) y Baeza. Entre los Profesores entran en escena Rafael María Hornedo, Augurio Salgado, José Ignacio Prieto, Ramón Cué, Anderez, Domingo Mayor, Alonso Schökel. Jaime María del Barrio, Eduardo Regatillo y el "minijesuita" Prieto (alias "chiquitín")
     Cuando te refieres a Profesores que tienes entre ceja y ceja les cambias el nombre  respetando las vocales. Así "Figueredo" es Ireneo , Profesor de Etica; "Julio" es Lucio Rodrigo, Profesor de Moral y "Riesco" es
Nieto, padre espiritual.
     También haces mención de algunos hermanos vascos: Artabe, Iturri, Cincunegui, Labaca, Arrizabalaga y Castillo, el enfermero, además del cómplice "Pasitos".
    Entre tus condiscípulos citas a Ramón Vallejo, buen remero de Trasvía, a Carmelo el de Soria (no fue condiscípulo)y a Efraín el "minifilósofo", los tres ya en el cielo; a Agustín, José Ignacio y Victoriano Renedo.. Y con disimulo, respetando las vocales, mencionas a Balboa (Laboa), Honorio (Gregorio), Luis Ruga
(Cura), Humberto Cervino (Merino H.),Caspe (Garde), Genaro (Pelayo), Padilla (Sasía), Serafín (valenciano) (Escuín Beavent,falso), Campillo (Carrillo,falso), Emilio (Olavarri?,no), Jaureguizar (tiple vasco, Arenillas), José llamado "Zagalina"  (Ceballos).
     Entre los actores del auto sacramental "España bien maridada" recuerdas a Marcelo el futuro cardenal de Toledo)
     Difíciles de reconocer son el tiple catalán "Apolo", Marco (el primer amor), Nebrija y Rosendo (el definitivo amor) y el P. Ricarte S.J.

LA CULPA "IN SOLIDUM" ES DEL  P. NIETO

     A partir de tu calumniosa novela, los comilleses  se dividen en dos clases: Una, todos menos uno quieren incondicionalmente al P. Nieto.  Dos: no menos todos, abomina del P. Nieto.
     Todos lo llevaríamos a mano alzada a los altares. Sólo tú harías el oficio de abogado del diablo en su canonización..
     Después de 66 años de tu ingreso en Comillas con 12 años de edad, ahora, cuando nuestro Comillas es un barco abandonado encallado en las rocas del Cantábrico, tan vacío de vida tras el naufragio posconciliar,
como lleno de traición a la familia de los Marqueses y a la realidad soñada el P. Gómez, llegas tú con valentía de novelista, a penetrar en el viejo casco del buque insignia del dueño de la Trasatlántica con el hacha de tu pasión dominante sobre el hombro, dispuesto a derribar a hachazos  de tu ira lujuriante  el mástil enhiesto, cuyas velas hincharon los vientos del espíritu ignaciano, llevando apóstoles a todos los continentes por todos los mares. Y, una vez derribado el mástil, que es el P. Manuel García Nieto, te dedicas a encender la mecha y la dinamita  que usan los mineros de Ustium, tu pueblo, en la minas de Hullera Española, propiedad del Marqués
de Comillas, para  volar la idea de nuestro Comillas por los aires con la calumnia exclusivamente nefanda, caiga quien caiga, avergonzando sobre todo a tus condiscípulos y reduciendo a escombros la historia de un siglo
largo de sabios, santos y hasta mártires sacerdotes , a lo que tú has dado en llamar sacrílegamente tu "sacramento del amor". ¡Qué asco!

ESPANTOSO RETRATO DEL P. NIETO

     Retratas el tiesto de frágil barro y prescindes de las flores de sus virtudes, todas ellas en grado heroico. Te fijas en su cuerpo para reírte de él con la fea ira de tu alma, y no te admiras de la hermosura de su alma
que nos cautiva a todos menos a ti.
     Lo pintas de apariencia "monstruosa", "desvencijado", algunos dicen "tan feo como santo", "tan mal hecho", con "peludas manos de zoológico", "el terror de aquella ruina  del ser humano", maltratado y dolorido, lleno de negaciones y vacío de orgasmos, elegía de la destrucción de la naturaleza", "absurdo de una vida" , " lo fútil de una vida, la miseria  de la envoltura corporal", "como si fuera todo él un fuelle
desvencijado".
     Este es el cuerpo, cuya blanca salivilla te asqueaba cuando le salía de la boca  y "se le condensaba en las comisuras de los labios y que él nunca se limpiaba" Este es el cuerpo con una mosca patinando sobre su
calva, "sin que él jamás la espantar". Este es el "campeón indiscutible en maltratar tan salvajemente  su cuerpo", "el que  no se quitaba ni de día ni de noche  los cilicios, cargando con todos los pecados de la humanidad". "¡Aquel cuerpo, derrengado por las penitencias, vacunado contra el placer!"
     Este es  el que "asentaba apenas uno de sus músculos sobre el puro borde de la silla, para no concederse alivios en la vida y maltratar su cuerpo de pecado". Este es  el "duende blanquinegro de rostro grotesco...", en cuya habitación  "lo necesario no tenía cabida", con una "cama  destartalada que nunca usó" y un taller de "instrumentos para castigar el cuerpo con disciplinas y cilicios", viviendo con "una austeridad que a todos aterraba y cimentaba su fama de santo", "santidad admirable, no imitable".
     Este es el que "nos enseña un dios infinitamente cruel, no infinitamente amoroso", "un dios  omnipotente, omnisciente y terrible vengador", él "perpetuo adorador de  los sagrarios y coloso defensor de los derechos
de Dios en la Casona". El que "en su confesonario daba las cabezadas de perpetuo somnoliento sobre el hombro de los penitentes".
     Este es el que "pisoteaba impunemente en nombre de la institución nuestro derecho  al amor, el mío y el de mis compañeros; nos arrebataba  los deleites cuyo germen había puesto el Creador en nosotros, y que
calificaba despectivamente de "sensiblerías".
     Porque "yo creo en otro Dios; ése dios de que  Vd. nos  habla  es un inicuo omnipotente, experto en sancionar y condenar". Pues, para que se entere y sufra, le cuentas voluptuosamente en confesión, atenazándole
con el sigilo sacramental, todas tus miserias nefandas, a sabiendas de que no buscabas la absolución  sino el no va más del sacrilegio. Y rematas la faena enfrentándote con el P. Nieto (pág. 216), con un ataque frontal, esta
vez fuera del confesonario, cara a cara, pero imponiendo el secreto de confesión, escupiéndole los detalles del llamado "sacramento del amor" realizado en la bóveda de la iglesia  de la Universidad. "Fui a Nieto, dices,
desesperado, a su habitación, lleno de ira contra Comillas que consentía que nos pisoteara impunemente nuestro derecho al amor" "Tengo algo importante que comunicarle, padre. Quiero describirle lo feliz que soy con mi amigo.... Fue algo maravilloso". (pág. 220). "Porque  este es el sacramento de nuestro amor"
     Y Nieto sentenció: "¡Esa es tu soberbia, la que te pierde!"
     Este es el "Ecce homo" en que queda nuestro querido P. Nieto después de tanta flagelación. Sufre  en el tercer grado de humildad sin proferir una sola queja amarga.  contra ti.  Este es el padre más querido de todos los seminaristas en Comillas, menos por ti, a quien crucificas con odio satánico en tu miserable novela. Este es el acantilado  de la virtud de la fe contra el que chocan las olas del odio de quien, perdida la fe, persiste
contumaz en llamar virtud al vicio. Esta es la playa  serena de la humildad en la que mueren en suaves burbujas  los afanes  de tu soberbia al final de una vida de fracasos.
     En tu soledad infernal creada por ti, has pretendido hundir a Comillas derribando al mástil que apunta al cielo; has tirado por los suelos la fama de todos tus condiscípulos .
     A la desaparecida Universidad de Comillas, barco perdido en el Cantábrico, sólo le faltaba tu repugnante novela, para desarbolarlo del todo. Nos has asesinado al capitán; nos has dejado sin timón a la deriva; y
en tu ancianidad, ahora, pretendes que hagamos el juego del diálogo contigo, llevando tú la batuta para vanagloria  de tu gran proeza y publicidad gratuita de tu novela. Ya te dije que yo no podía hacer
propaganda de una novela cuyo contenido desconocía.
     Si le has dicho a Nieto: "No quiero volver a verte  ni a hablarte jamás, ni quiero saber nada de ese dios que tú nos has predicado", ¿por qué quieres hablar con los que  sí creemos en el P. Nieto? El 99 % de los comilleses no sentimos ninguna necesidad  de someternos a tus criterios  tan disolventes, aunque "piense el ladrón que todos son de su condición"
     Lo único que has demostrado hasta la saciedad es que la norma del "noli me tangere" encierra una sabiduría contrastada con el correr de los tiempos, que tenía como finalidad que tú no te volvieras loco. ¿Te
parece poco?
     El fenómeno de las llamadas "amistades particulares" es un hecho real y fácil en lo internados de todos los tiempos. Ya la regla de San Benito coloca al monje joven entre viejo y viejo en los dormitorios corridos
comunes.

¿QUÉ HA SUCEDIDO EN LA CABEZA DE RUIZ?

     Pues que el exalumno de Comillas, el exjesuita, el exsacerdote, el exmarido, ya que cambió de mujer, y padre de cuatro hijos de distinta camada, en una palabra el fracasado tiene que echar la culpa a alguien. Y
buscando las raíces de su situación caótica, opina que están en  Comillas, como internado  e institución, representada en el P. Espiritual de aquella Casona, por aconsejarle  la virtud que controla la concupiscencia de los ojos, de la carne  y de la soberbia de la vida.
     Ingresa en la Compañía  y durante el cataclismo del postconcilio, prescinde de la Compañía, a pesar de haber sido mimado en ella enviándole a hacer estudios  sociales en Alemania. Ahora, perdida la fe, reniega de
todo, especialmente de quien dio  el placet para su ingreso en la Compañía e intervino en su readmisión,  dándole una oportunidad más al gallito del corral que había sido expulsado. Y como el P. Nieto seguía siendo retablo de todas las virtudes en grado heroico,  le resultaba un espejo que afea su
rostro  tan deteriorado, y se rebela tirándonos ahora a la cara el espejo 
del P. Nieto hecho añicos con su ira.
     Esto es lo que ha pasado en la cabeza de Ruiz, que, de estar bien amueblada se ha convertido en una cacharrería.  En 1941, a los 15 años, intervino con el título "Mensajero de paz" en un acto académico de la
Universidad , homenaje al papa Pío XII en el XXV aniversario de su consagración episcopal y, ahora, a los 77 años interviene en son de guerra el protestón progresista,  derribando como Sansón las columnas de
la Universidad Pontificia de Comillas, tratando de reducirla a escombros. En una palabra, el problema en esa novela no es Comillas sino la cabeza de
Ruiz
     Llegado a este punto, cuando la obsesión sexual se hace dueña de la persona, todo es posible y creíble  lucubrando en la clandestinidad el modo y manera de salvar los trastos que conducen a la publicidad con peligro de expulsión.. Más aún, si la brisa de la humildad  no le refresca lo suficiente para reflexionar a tiempo, y la soberbia, cuanto más talentuda peor, no dispone de pararrayos, la obsesión sexual se crece hasta salir por sus
fueros.
En este momento volcánico, como en los bufones de la costa del
Cantábrico, la fe sale bufando contra la ascética cristiana, renegando, si
resulta incómodo, del Dios del P. Nieto, del de San Pablo y del de todos los
santos. Si el lema paulino  de la vida del P. Nieto era "Absit mihi gloriari nisi
in cruce Domini nostri Jesuchristi", el lema de Ruiz es gloriarse en la
concupiscencia de los ojos, de la carne y de la soberbia de la vida..
     Por eso, a la altura de su ancianidad, hecha un callo la conciencia, ha
perdido la brújula y busca el norte donde no está; escribe  esta novela con
las canas en lugar de escribirla con el conocimiento, "el cual, dice
Cervantes, suele mejorarse con los años"; se pierde en la maraña de su
autojustificación,  y desesperado, echa la culpa a quien le quiere salvar;
busca refugio  provisional  en la cueva halagadora  de quien le echa un
cable  de comprensión, como el supuesto P. Ricarte, con tal de que no le
proponga con nobleza  la solución tajante  del P. Endeiza, y le deje un
hilillo  de esperanza al que agarrarse  para no salir del pozo.

AL ATARDECER DE TU VIDA TE HAS QUEDADO SIN ESTRELLA

     Perdida la fe no sabes disfrutar de la alegría ni responder a las últimas
preguntas. Vives en un infierno creado por ti, por adorar al dios de tu
entrepierna. Haces balance de tu vida  y, lejos de arrepentirte como S.
Agustín, presumes de tus obscenidades, arrojándolas al rostro del P. Nieto
y de todos tus compañeros de Comillas.
     Dios nos dio los ojos no sólo para ver sino también para llorar. Tu, lejos
de llorar tus pecados, cuando se te iban a saltar las lágrimas ante el P.
Nieto, para que no te viera llorar "echas la cabeza hacia atrás (siempre el
orgullo), para que las lágrimas volvieran a entrar en tus ojos" . Huyes de la
misericordia divina  y confiando en el dios creado por ti en tu entrepierna,
hay un momento en que te preguntas : "¿Sería verdad que amar es pecado,
que no se puede amar sin pecar?"
     Conclusión: si después de tantos años de formación, de disciplina y de
oportunidad para la virtud, pretendiendo recibir la dignidad sacerdotal ,
acabas pensando  como cualquier patán de Ujo o como el burro de
Olloniego , y ahí se agota toda tu filosofía, se comprende que el principio y
fundamento ignaciano te interese menos que una hoja del árbol caída en
otoño, y que quieras a Comillas menos que a un vagón de la RENFE
estacionado en vía muerta en la estación de tu pueblo. Lo único que nos
queda es rezar por ti. No olvides que el Cristo que nos enseñó el P. Nieto
permanece fiel; que su misericordia infinita no entiende de fronteras,
aunque nos hayamos alejado a años luz  de su Luz. No olvides que S. Juan
de la Cruz dice que el pensamiento del hombre vale más que el universo,
porque con un pensamiento el hombre puede conquistarse a Dios.
     Yo sí creo en el Comillas que viví, donde aprendimos el coraje de la
virtud y la alegría de la castidad tratando de imitar a Jesús, sumo y eterno
sacerdote. Yo sí creo en la Compañía de Jesús que conocí en la Cardosa,
hombres de Dios, que nos querían como a hijos y que nos abrieron
horizontes universales. Yo sí creo haber sido educado  en la libertad de
los hijos de Dios, y no encerrado en un vagón del tren con rumbo a lo
desconocido. Yo también fui elegido por el P. Nieto, sin mérito propio,
presidente de la Congregación Mariana en el Seminario Menor y en
Filosofía. Por todo ello, doy gracias a Dios, porque  no he experimentado la
locura de tirarme en marcha al vacío, mirando en el espejo retrospectivo
los posibles halagos del mundo. Más aún, si volviera a nacer, volvería a
subir al altar para ser mejor sacerdote, si la Iglesia me aceptaba a pesar
de mi indignidad. 
     A mayor abundamiento, te diré que mi hermano Nazario y yo fuimos al
entierro del P. Nieto, y años más tarde a su exhumación para su traslado a
Salamanca, a donde acudí con ocasión del centenario de su nacimiento. Y
llevo su estampa siempre en el breviario,  sencillamente porque le quiero
entrañablemente, como llevo el recordatorio de mi madre y de mi hermano.
"Amicus Plato, sed magis amica veritas".
 

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