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LA NUEVA ESPAÑA, 4 de Julio de 2004.        ASTURIAS

 «Aprendí de niño que los pecados más terribles se cometen en la cama»

«Impera la doctrina oficial de la Iglesia de que la homosexualidad es contra natura»

Oviedo, J. MORÁN

José Manuel Ruiz Marcos (Ujo, 1926) acaba de recibir el premio «Triángulo Rosa» de la asociación Xente Gai Astur (XEGA) por su novela «Amar en Comillas», en la que relata el paso de un seminarista por la famosa Universidad Pontificia de Comillas (Cantabria) y su relación homosexual -no autobiográfica- con un compañero. Ruiz Marcos fue seminarista en Comillas y miembro de la Compañía de Jesús, entre 1947 y 1964. Ha sido profesor universitario en en Bielefeld (Alemania), como doctor en Ciencias Políticas y Económicas, y durante un tiempo fue redactor jefe del periódico nicaragüense «Nuevo Diario», en el sandinismo. Reside en Alemania, está casado y tiene cuatro hijos.

-¿Qué es Comillas?

-Una deliciosa villa en la costa cántabra, con un paisaje maravilloso. Allí fundó el marqués de Comillas, Antonio López -que en Cuba se hizo rico con la trata de negros- un seminario para pobres que luego llegó a Universidad pontificia. El segundo marqués, Claudio López Bru, se lo regala al Papa León XIII, que no pregunta por el origen del dinero de esa familia. Millares de sacerdotes se formaron allí y con Franco se nombraba un obispo comillés por año, lo que prueba la relación franquista. Yo acuso a aquella Universidad pontificia, a la de entonces no a la de ahora, de no haber cumplido con su misión histórica de servir de balance moral entre los contendientes de la guerra civil. En ese momento de las grandes pasiones y venganzas, la Compañía de Jesús en Comillas se situó muy claramente del lado de Franco. Tendrían sus razones, pero les faltó decir que tenían que ser cristianos y amar a las dos partes, y ser una roca firme en medio de esos odios y venganzas.

-Gabino Díaz Merchán, formado allí, no fue precisamente franquista.

-Gabino fue consagrado en tiempo de Franco, pero entró en la madurez de su episcopado en la democracia, y ha tenido problemas. Estaba predestinado a ser cardenal y no lo ha sido por intrigas de obispos y por su valentía. Esa valentía la tomó en Comillas, como yo he tomado la valentía con la que ahora me salgo de todo aquello. Todo se lo debo a esa institución. Fue una formación tan intensa que da para mucho.

-¿Hubo homosexualidad en Comillas?

-En un capítulo de la novela, el protagonista recibe la visita de un joven comunista en la playa de Oyambre. El de esa persona fue un caso que se dio. Hubo varios más, pero no quiero revelar detalles porque hay personas que aún viven. El caso del que hablo era el de dos seminaristas mayores que salieron los dos de golpe del Seminario una mañana.

-Una relación amorosa en un seminario, y homosexual, choca con todo.

-En la promesa de castidad que se hacía entonces siempre se hablaba sólo de renunciar al matrimonio y a las mujeres. Lo otro se excluía «per extensionem». En realidad, el protagonista piensa que si él ama a un hombre no está rompiendo el voto de castidad. En mi vida de seminarista y de religioso jamás se habló del amor entre dos varones en relación con el voto de castidad. Creo inclusive que los pederastas que han tenido relaciones sexuales con niños varones piensan que eso era menos pecado que el amor con una mujer, el fruto prohibido, la tentación del demonio. Creo también que los obispos que los han defendido participan un poco de esa creencia.

-Hay un caso de pederastia en la novela.

-Fue un caso real no consumado. Sé el nombre y he dejado sólo las vocales de ese nombre en la novela. Ya ha muerto esa persona. Era un joven muy agraciado y teníamos unas duchas semanales en las que había un inspector que vigilaba por si había un accidente. La duchas sólo tenían una cortina. Un joven jesuita no sacerdote, maestrillo, entró en la ducha y el muchacho dio un grito y se enteró todo el mundo. Al día siguiente se nos dijo que aquel jesuita se había ido. En eso, era fulminante la Compañía de Jesús. Ojalá todos los obispos hubieran actuado de esa forma ante casos similares en España y en América.

-¿Es la novela una purga de su alma?

-Es también un canto a mi liberación. He escogido el conflicto más grande que a mi juicio tenía yo y tienen muchos en la Iglesia, que es el conflicto en la sexualidad. Algunos de mis detractores me ha llamado obseso sexual y yo les he dicho que tienen razones para decirlo porque son miembros de una Iglesia que es maestra de la obsesión sexual, desde el principio hasta el fin, desde San Pablo, pasando por San Agustín y su herencia, y por lo que ha venido después. Yo aprendí de niño que los pecados más terribles se cometen en la cama. Hay otros pecados como la injusticia que también los execra el cristianísimo, pero mucho menos.

-¿Ha habido evolución en esto?

-Muy poca. Hay evolución en seminarios o en la Compañía de Jesús. Antes no veíamos ni a una sola mujer. Ahora van a la Universidad y tienen trato normal con la mujer. Hay apertura y se sabe que siempre va a haber conflicto y se trata de prepararlos no desterrando las mujeres.

-¿Y en la homosexualidad?

-Sigue imperando la doctrina oficial de que la homosexualidad es contra natura. Hay teólogos que dicen que el homosexual adquiere al nacer una dotación tan humana como la heterosexual. Eso no lo admite la Iglesia oficial. Marciano Vidal, teólogo de la Universidad de Comillas, ha tenido que retractarse en sus libros -de los cuales yo he tomado mucho de mi sabiduría en esta novela- porque dice que creer hoy que es una anomalía o una enfermedad no es doctrina sostenible, pero la Iglesia sigue sosteniéndola y dice que hay que tener compasión con esos pobrecitos y encaminarlos al matrimonio.

-Ujo, o «Uxtium», aparece en la novela.

-El segundo marqués de Comillas compró 35 minas en esa zona y en cada coto puso un colegio para niños y otro para niñas. Un capellán y los guardias jurados tenían el control y se implantaron las normas más rígidas del hispano-catolicismo. Y ahí nací yo. Uno de los anhelos del marqués era frenar a los sindicatos y al socialismo.

-¿Cómo influye ese entorno en el protagonista?

-El niño de la novela ve cómo llega el 34 y los revolucionarios son encarcelados y torturados en la cárcel modelo de Oviedo. Es la primera ola de venganza. Esos hombres salen de la cárcel con el Frente Popular en 1936, y su venganza fue enorme. Era la segunda ola. Luego llega Franco y viene la tercera ola, la más larga. Eso lo vive un niño en la edad de la vida en la que nada se olvida después

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