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EL MATRIMONIO HOMOSEXUAL: ¿Y quién es mi prójimo?    20-6-2005

   Quintín García González

Sacerdote dominico, periodista y escritor

COMENTARIOS

3. En su día, que fue hace ¡ya! una semana, noté el artículo del padre Quintín García en EL PAÍS y lo leí con toda la satisfacción que se experimenta constatando que lo que alguien dice sobre un tema tan vital coincide muy sustancialmente con lo que uno hubiera dicho sobre el mismo tema. Me complació mucho comprobar que se trataba de un sacerdote dominico. Verdad es que ya había tenido la oportunidad de leer algo suyo en otra circunstancia, pero acaso me cogiera más distraído de lo que estaba con motivo de la manifestación que aún tenía que celebrarse pero para la que se anunciaba ya la participación de algunos clérigos tan jerárquicamente encumbrados ¡y tan mediocres y casi diría que ruines! como el cardenal-arzobispo de Madrid y el primado de Toledo. ¡Dios mío, hasta dónde ha caído la jerarquía católica española -no diré que la Iglesia, a Dios gracias! Sigue sin entender el Evangelio de la Unidad de Jesús, llevado a la práctica por papas tan recientes como Juan XXIII y Pablo VI, a quienes ojalá imite Benedicto XVI. Muchos, a Dios gracias, hemos superado el nacionalcatolicismo de hace medio siglo. Parte de la jerarquía católica española, empezando por los susodichos cardenal-arzobispo de Madrid y arzobispo  primado de Toledo que acudieron a la equívoca manifestación del 18-J, dan muestras de que con Franco se hubieran encontrado muy a gusto. (¿Saben una cosa? Aunque no haya sido llevado a los altares como, según ustedes y otros que tuvieron ocasión de llevarlo bajo palio, hubieran acaso considerado digno, pueden sus eminencias profesarle culto privado. Qué más da: sus eminencias dan muestras de venerar a otros iconos de parecida ideología política frente al maniqueísmo con que juzgan las demás...). Obviamente, muchos cristianos no comulgamos en la piedra de sus ejemplos, y hasta nos sentimos tristes y escandalizados de que sus eminencias hayan rebajado de tal suerte el ejercicio de su ministerio episcopal, con las consecuencias que eso tiene para otros. Es cuestión de sensibilidad, señores cardenal, arzobispo y obispos "pancarteros" (que descuidan pancartas gualda-azules que asoman a la calle por razones más cercanas al Evangelio como la oposición a la guerra -¿recuerdan la de Irak, que el Papa a quien tanto habían adulado ustedes había condenado?- o las manifestaciones para la condonación de la deuda, o contra el hambre, promovidas por Manos Unidas o Intermón). El Cristo del Evangelio se identifica con los pobres que pasan hambre. A un cardenal arzobispo español, al primado y a otros obispos eso les preocupa menos. No va en los programas de las formaciones por las que ellos parecen simpatizar. Ah ya: que lo del padre Quintín García, OP, me pareció muy bien traído. Venía del Evangelio. Pero es que el evangelio (nótese la minúscula) de determinados jerarcas posfranquistas es otro... José González  (22-6-05).

 2. Deseo felicitar al P. Quintín por su participación en El País del sábado  19. Ojalá muchos otros sacerdotes, conscientes de la realidad de la iglesia hoy, se atrevan a expresar un planteamiento que no es otro que el que el mismo Cristo habría planteado si hoy en día se le preguntara por una situación como la presente. Que  otros consideren que esta nueva ley es algo nunca visto en dos mil años de iglesia, considero, es una observación por una parte miope, porque la iglesia en sus dos mil años ha tenido muchos cambios, incluso con mas trascendencia que el que se plantea hoy día. Pablo Argüelles (22-6-05).

1. Que Dios te siga iluminando en tus comentarios.  De verdad que quiero ser esa samaritana que ayude a los que tanto han sufrido y siguen sufriendo. Pero que Dios perdone al resto, porque seguramente tienen los ojos vendados de tanto mensaje que transmite separación.

Quiero pensar que no hay mala voluntad, sólo ceguera. Ojalá Dios siga abriendo los ojos de todas las personas de buena voluntad.

 La parábola que has comentado está puesta al día. Toda la Biblia debería ser puesta al día. Pero hemos olvidado al Espíritu que hoy nos sigue hablando. Hoy ha hablado por tí. Que Dios nos ayude a todos. Isabel (21-6-05).

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