A las comunidades cristianas de Bizkaia

Queridos hermanos y hermanas:

Ante las noticias de estos días sobre unas inversiones realizadas por nuestro Obispado, queremos dirigirnos a todas las comunidades cristianas para informaros verazmente de los hechos, para esclarecerlos con informaciones complementarias y para compartir con todos vosotros las consideraciones que se derivan de todo ello. Primero la información.

El pasado martes, día 13, el Obispado hizo pública la siguiente nota:

Ante la noticia aparecida en un medio de comunicación en la que se señala que “el Obispado de Bilbao figura en la lista de residentes españoles que invirtieron en productos financieros, fiscalmente opacos, que el BBV, a través de BBV Privanza, ofrecía a sus clientes en el paraíso fiscal de Jersey, y que el BBVA se dispone ahora a entregar al juez Garzón,” este Obispado de Bilbao asegura:

1.                Que nunca ha realizado ninguna inversión en producto financiero fiscalmente opaco.

2.                Que en el período 1998-2000 realizó inversiones financieras en títulos reconocidos internacionalmente y con cotización oficial en sus mercados públicos organizados correspondientes. Inversión que, en conjunto, ascendió a 1.330.171,48 € (221.321.912 pesetas) y que se realizó a nombre del Obispado de Bilbao y a través del BBV, entidad financiera con la que este Obispado ha venido trabajando desde su creación. Dichos títulos fueron depositados en BBV Privanza Jersey, por razón de mejor gestión administrativa.

3.                Que todas estas inversiones fueron debidamente contabilizadas en las cuentas del Obispado de Bilbao e incorporadas a los balances que anualmente se han presentado a la autoridad fiscal competente.

4.                Que, asimismo, en el año 2001 se le comunicó a este Obispado que parte de una herencia de la que era beneficiario estaba depositada en BBV Jersey. Esa parte de la herencia se hace efectiva en este año 2002, después de haberse declarado y liquidado el correspondiente Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones a la autoridad fiscal competente.

Hasta aquí la nota. No pocos de vosotros os habéis preguntado por las razones que motivaron esa decisión y la habéis cuestionado desde vuestro convencimiento de que, en materias de dinero, la Iglesia ha de  actuar con especial cuidado y limpieza. Junto a esta cuestión central han aparecido otras que han producido una inquietud razonable en muchos de vosotros. Por eso, deseamos ofreceros ahora una información complementaria que ayude a despejar algunas de vuestras dudas y cuestiones.

Las inversiones financieras del Obispado en ningún caso se realizan:

¨             Ni con el dinero que entregáis para Misiones, Cáritas, Manos Unidas, etc., y que en el año 2000 sobrepasaron los 1.500 millones de Ptas., prácticamente el 40% del total de nuestros ingresos. Este dinero se entrega íntegra e inmediatamente a sus destinatarios.

¨             Ni con el dinero que entregáis a vuestras parroquias a través de las colectas, donativos, suscripciones, etc., que ascendieron a 1.173 millones de Ptas. en el año 2000.

¨             Ni con el dinero que, procedente del Estado a través de la Conferencia Episcopal y de la asignación tributaria que realizáis en las declaraciones anuales a Hacienda (la x en la casilla de Iglesia Católica), se dedica al sostenimiento de los sacerdotes y de los laicos y laicas que trabajan en tareas pastorales. Este dinero ascendió a 461 millones de Ptas. en el año 2000.

Las inversiones financieras que hace el Obispado las realiza:

¨             Con los fondos de las fundaciones pías, formados a lo largo de los últimos 50 años. El rendimiento de estos fondos se dedica al cumplimiento de los fines fundacionales y supuso en el año 2000 la cantidad de 29 millones de Ptas.

¨             Con los fondos procedentes de la venta de bienes y que están a la espera de ser utilizados para la adaptación o construcción de complejos parroquiales. El rendimiento de estos fondos supuso en el año 2000 la cantidad de 15 millones y medio de Ptas.

¨             Con los fondos procedentes de donaciones directas a la Diócesis, cuyo rendimiento ayuda a financiar los gastos corrientes del propio Obispado y de diversas instituciones diocesanas. Estos rendimientos supusieron la cantidad de 11 millones y medio de Ptas.

Para la gestión económica contamos, tal como lo ordena la legislación de la Iglesia, con la valiosa colaboración del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos.

En estos momentos todos los valores y títulos que componen el patrimonio financiero diocesano están depositados en Bizkaia.

Queremos, finalmente, ofreceros las siguientes consideraciones.

A la luz de todo lo acontecido, parece claro que, a pesar de su legalidad y de la buena voluntad que la motivó, la decisión adoptada en su momento de depositar las inversiones en Jersey no fue la más acertada. Al tiempo que reconocemos esto, aceptamos de buen grado las críticas razonables de personas y medios de comunicación, mientras que rechazamos con firmeza las imputaciones falsas.

En todo caso podemos y tenemos que aprender de esta experiencia. Lo cual significa:

1.             Compromiso de seguir respetando escrupulosamente nuestros criterios para orientar las decisiones financieras: respeto estricto de las obligaciones legales; no invertir nunca en valores especulativos; excluir cualquier inversión no ética; invertir en valores solventes y seguros.

2.             Compromiso de evaluar y enriquecer estos criterios haciéndolos más exigentes en línea con la sensibilidad evangélica propia de la Iglesia.

3.             Actuar de tal manera que logremos recobrar pronto la confianza que habéis tenido en la gestión financiera de la diócesis y que ha podido verse resentida en algunos de vosotros por estos acontecimientos, mejorando la información económica y los mecanismos de corresponsabilidad.

No queremos finalizar esta carta sin agradecer una vez más tanto vuestra generosidad, como, de manera especial en esta ocasión, la de tantos y tantas que dedicáis vuestros esfuerzos y aptitudes al servicio de la administración de los bienes de vuestras parroquias y de las demás entidades de la Diócesis.  

Que el Espíritu de Pentecostés nos ilumine y nos dé a todos la sabiduría necesaria para administrar los bienes materiales al servicio de quienes más los necesitan.

Bilbao, 17 de mayo de 2002

X Ricardo Blázquez. Obispo de Bilbao

X Carmelo Echenagusia. Obispo Auxiliar de Bilbao