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La Razón digit@l, sábado 13 de Junio 2002

La Iglesia católica atiende a uno de cada cuatro enfermos de sida en todo el mundo

A pesar de que los organizadores del XIV Congreso Internacional sobre sida ¬celebrado en Barcelona durante esta semana¬, no han permitido que la voz de la Iglesia católica se hiciera presente en este foro, no se puede negar la gran y fructífera realidad asistencial y sanitaria hacía los enfermos de sida que aporta la Iglesia católica en todo el mundo. Uno de cada cuatro enfermos portadores del virus del sida son asistidos y cuidados por instituciones y organizaciones eclesiales católicas. Esto representa un 25 por ciento del total de pacientes con sida que hay en todo el planeta.

Anna Portabella/ Isidor Ramos - Barcelona.-

Uno de cada cuatro enfermos de sida del mundo está atendido por la Iglesia católica, un 25 por ciento del total. De entre quienes se ocupan de los enfermos del sida en el mundo, el 9,4 por ciento son organismos eclesiales y el 15,1 por ciento corresponde a Ong católicas, con lo que el 24,5 por ciento de los afectados por la plaga del siglo XXI recibe asistencia directa de la Iglesia católica.

Según datos del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, organismo dependiente del Vaticano, mientras que la Iglesia representa el 25 por ciento de la atención a los enfremos de sida, tan sólo utiliza el 20 por ciento de los recursos destinados a esta enfermedad en todo el mundo. Además, la mayoría de los recursos económicos que las entitades eclesiales utilizan para esta labor asistencial provienen de fuentes privadas, mientras que el porcentaje de las subvenciones y ayudas públicas son muy inferiores a las que manejan otras organizaciones asistenciales.

Atención al enfermo de sida

Para la FIAMC (Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos) «esta importancia cuantitativa que tiene la Iglesia católica en relación al cuidado de los enfermos de sida no se corresponde con una relevancia pública como expertos en la materia». La FIAMC, que es la única federación de médicos católicos reconocida por la Santa Sede, considera que «como la Iglesia católica lidera la atención a enfermos del sida en todo el mundo, su voz debería ser escuchada en todas partes». La Federación, que reúne a 30.000 médicos de 54 países, se lamenta que «no se oye hablar de lo mucho que hace la Iglesia para ayudar a los enfermos del sida, porque no nos dedicamos a romper stands de la XIV Conferencia Internacional del sida, que se clausuraró ayer en Barcelona». Así se expresó el doctor Josep María Simón, delegado de la FIAMC para Europa, que también tuvo palabras de apoyo para las iglesias protestantes que realizan un papel muy importante para atender a los enfermos del sida en todo el mundo y también han sido injustamente marginados e ignorados en esta Conferencia.

Los datos sobre la atención a los enfermos del sida son una de las conclusiones de un estudio iniciado en 1998 por el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud para recabar datos acerca del cuidado pastoral que se está dando en toda la Iglesia a estos enfermos. Se envió un cuestionario a 112 países y casi 70 enviaron sus respuestas. A través de estos datos, el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud concluye que la primera causa de contagio del sida es la pobreza en todos los sentidos. Otra de las conclusiones destaca que el 61 por ciento de las Iglesias locales de todo el mundo ya han fijado programas de acción contra el sida. Todos estos programas pivotan entre tres puntos: la formación, la prevención y la asistencia espiritual y sanitaria.

Abstinencia sexual

Por otra parte la Santa Sede ha recordado, en pleno desarrollo de la XIV Conferencia Internacional sobre el sida, que ésta es una enfermedad «multidimensional» y la respuesta debe ser, asimismo, directamente «multidimensional».

El Arzobispo Diarmuid Martin afirmó que es necesario afrontar el problema de la pobreza, mejorar el sistema de atención sanitaria, conseguir medicinas a precios asequibles para los más pobres y seguir investigando sobre una vacuna, además de promover un cambio de comportamiento de las personas (promoviendo la abstinencia, el retraso de la edad a la que se empiezan a tener relaciones sexuales y la fidelidad conyugal).

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