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La Vanguardia, domingo 14 de Julio 2002

La fe contra el sida

Asistentes a la cumbre reprochan a las iglesias que no promuevan el preservativo. Las religiones defienden el valor terapéutico y emocional de la espiritualidad frente a la epidemia del VIH

MARÍA-PAZ LÓPEZ

Personas de varias creencias religiosas, hermanadas en la inquietud por el avance del sida, han confluido esta semana en Barcelona en la cumbre mundial sobre este virus que infecta ya a 40 millones de seres humanos. También les unen certezas: que la religión posee gran valor emocional, e incluso terapéutico, en la asistencia a enfermos de sida, pero que aún le queda trecho por recorrer para ser efectiva.

"No se trata de grandes teologías, sino de acompañar a alguien que sufre, y para los cristianos, que creemos en Jesucristo, que también sufrió, es una gran ayuda tener un Dios que sabe del sufrimiento por experiencia", argumentó el evangélico Christoph Benn, médico del Instituto Alemán para la Misión Médica, en el coloquio sobre espiritualidad y sida organizado por la Associació Unesco per al Diàleg Interreligiós y por Rauxa. Benn explicó que, falto de medios, a eso tuvo que limitar su labor durante 14 años en Tanzania.

Sin embargo, y en crítica directa tanto a la Iglesia católica como a las Iglesias surgidas de la Reforma, señaló que "las iglesias y las comunidades religiosas han tenido también un papel negativo en la epidemia: fomentando la estigmatización del afectado y no informando bien a la gente de cómo protegerse".

A su lado, Paul Gundani, profesor de Teología en la Universidad de Zimbabue, lamentó que la Iglesia católica "enfatice sólo la abstinencia y la fidelidad en una situación tan dramática, cuando el uso del preservativo puede salvar muchas vidas". Gundani, miembro de la ONG Catholics for a Free Choice, que promueve el uso condón, dijo que "la Iglesia debe abrazar el preservativo, sobre todo porque la debilidad pecadora humana juega en favor de la epidemia".No piensa así la Internacional de Médicos Católicos, con 30.000 socios, para la que "las campañas de información y prevención basadas únicamente en los preservativos son peligrosas y poco humanas". Según ellos, "deberían promoverse comportamientos como retrasar la edad a la que se empieza a tener relaciones sexuales, abstenerse antes del matrimonio y creer en las parejas sanas y la monogamia".

Abstinencia y fidelidad son las armas que propone contra el VIH la Iglesia católica, institución que atiende a uno de cada cuatro enfermos de sida en el mundo, según datos del Vaticano. Paul Gundani narró que en Zimbabue son las católicas quienes más se implican: "Acompañan a los enfermos, rezan, cantan y leen juntos la Biblia, incluso piden por la curación, aunque aún no sea posible". De eso se trata, al final, según concluyen estas gentes de fe, porque, como resumió el musulmán catalán Jalil Bàrcena, director del Institut d'Estudis Sufís, "aquí hay dos virus perversamente hermanados, el sida y la pobreza, y el primer deber de toda espiritualidad es el compromiso con la vida y la denuncia de la injusticia".

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