DISEÑO INTELIGENTE Y
EVOLUCIÓN 12-8-2005
Antonio
Duato
ATRIO, 11 de Agosto 2005
En Atrio estamos en pausa pero
sin dejar de otear el horizonte y preparar el otoño que se presenta
caliente.
En estas últimas semana de stand-by
generalizado hay una asunto que me
llamó especialmente la atención: la discusión abierta, en el
NEW YORK TIMES nada menos, entre un grupo
de científicos y el cardenal Schönborn sobre la
teoría de la evolución.
Religión digital informó algo
y EL PAÍS publicó un resumen de la polémica con un
artículo de Javier Sampedro.
Pero no estaba satisfecho con esas noticias parciales y necesitaba
conocer mejor el tema para poder informar, documentar y comentar en
ATRIO.
Por eso me he cogido hoy un
día de receso en mi trabajo de vacaciones pues más que de descanso se
trata este año de cambiar de trabajo.
Así he podido así encontrar
los dos artículos básicos del debate en su texto y otras informaciones
para conocer el contexto. Es lo que ofrezco a continuación. Creo que
el tema es de gran importancia: la relación ciencia-fe en el
siglo presente y el nuevo esfuerzo de los neoconservadores para
reconquistar la ciencia y volverla a hacer esclava de la teología por
medios mucho más sutiles que los de antaño.
1. El origen y contexto de
la polémica.
Es conocido que en muchas
universidades privadas de EE.UU. no se permite enseñar la teoría
darwiniana de la evolución. En las escuelas y universidades
públicas, constitucionalmente neutrales, se ha mantenido en principio el aceptar como criterio la
ciencia, dejando fuera las creencias. Sólo en el estado de Kansas el
Consejo Escolar estatal sigue prohibiendo el enseñar la evolución como
una teoría científica universalmente aceptada.
Dentro de la estrategia
conjunta neoconservadora que desde hace años está esforzándose por volver a los
tradicionales valores de la sociedad americana, desde los primeros
años noventa, el Discovery
Institute está desarrollando una campaña supuestamente
científica en favor del neocreacionismo. Su gran hallazgo ha
sido el llamado Diseño Inteligente, una teoría que se ha
convertido en su banderín de enganche y que acepta plenamente una
evolución en todos los niveles de la creación, pero no causada por
mutaciones aleatorias y selección natural ("azar y necesidad") sino
guiada por una preexistente inteligencia diseñadora. No se trataría
por tanto de una lectura fundamentalista de la Biblia sino de que la
misma ciencia es la que prueba la existencia de un Dios Creador.
Según ellos, esta teoría se
deriva plenamente de los hechos observados y no es una opción
filosófica o religiosa. Por eso debe ser enseñada en las escuelas como
teoría científica y por tanto también en las estatales. El
presidente Bush se ha declarado recientemente muy partidario
del Diseño Inteligente (¡oh paradoja!) y hasta se teme que esté
preparando una ley federal en este sentido, lo mismo que está
descaradamente favoreciendo a las escuelas privadas y a la enseñanza
de la religión en la escuela. Todo forma parte de la estrategia
neoconservadora que le dio votos y que él tiene ahora que recompensar
y asegurar para el futuro.
El problema ya no se quiere
presentar como una controversia entre fe y ciencia sino como
una controversia entre teorías científicas diferentes. Por eso
el Consejo Escolar estatal de Kansas invitó a un gran debate a
científicos de los dos campos para dilucidar la cuestión (los grandes
científicos y la Sociedad para el Avance de la Ciencia que
edita Science no acudieron pues lo consideraban una trampa desde el
planteamiento) y está defendiendo ahora una opción curricular para la
escuela que se llama "Enseñar la controversia".
Los ánimos están muy calientes
y el mundo científico muy enfadado-
2. El artículo de Lawrence
M. Krauss en New York Times.
En el contexto anteriormente
descrito aparece el 17 de Mayo de 2005 un artículo de uno de los más
implicados en la defensa de las teorías científicas evolucionistas,
Lawrence M Krauss. Recomiendo leer todo el texto que es de una
claridad extraodinaria: en español
o en inglés.
Los católicos podríamos
sentirnos orgullosos tras leer el artículo de Krauss pues pone como
modelo de cordura la posición de la Iglesia, y más en concreto la de
Juan Pablo II y la Comisión Teológica Internacional cuando era
presidida por Joseph Ratzinger. En los textos que cita se mantiene la
división de campos de conocimiento, dejando a la ciencia
hacer hipótesis sobre lo que descubre y experimenta y a la fe
encontrar el sentido último. Es la posición efectivamente que ha
dominado entre nosotros, en contra de ciertos fundamentalismos
protestantes.
3. El
artículo del cardenal Cristoph Schönborn también en New York Times.
Mes y medio después (no veo
por qué Sampedro dice "dos semanas después"), el 7 de
Julio de 2005 aparece en el el mismo periódico otro artículo del
arzobispo de Viena, el brillante dominico Schönborn, amigo y protegido
de Ratzinger quien le encargó la redacción del Catecismo de la Iglesia
Católica.
También vale la pena leer todo
el texto en español o en
inglés.
En resumen, Schönborn entra en
la polémica abiertamente -¿espontáneamente?, ¿por la presión de
los poderosos neocon americanos o del mismo gobierno Bush a la
Santa Sede?-, poniéndose claramente de parte del Diseño Inteligente del
Discovery Institute y de su propuesta de Enseñar la Controversia, como
si esta explicación fuera una teoría tan científica como el darwinismo. Dice
el cardenal que los textos
citados por Krauss (a quien nunca nombra, englobándole en los que
denomina neo-darwinistas supuestamente radicales y militantemente
ateos) sacan de contexto la afirmaciones: lo que sí acepta la
Iglesia es la fenomenología evolucionista, pero no el evolucionismo
que niegue o prescinda de la última intervención causal de Dios.
Alguien que ha comentado a
Schönborn y ha dialogado con él sobre el tema (ver el prestigioso
John
Allen en el National Catholic Reporter) se contenta diciendo que al fin
y al cabo el cardenal acepta la evolución y no hace una lectura
fundamentalista del Génesis como otros creacionistas. Pero tal vez no
descubre que su posición encierra lo más grave de la pretensión
católica: que en éste, como en otros campos, la humanidad no sabe lo que
es capaz o no de conocer y se lo tiene que explicar la Iglesia. Para
él no es
científico quien no acepta la "aplastante evidencia de propósito y
diseño en la naturaleza", es decir, de un Dios creador.
Bien está que uno se
lo crea por fe y pida que hasta los científicos respeten ese sentido
último, como concepción última libre aunque no probada científicamente. Pero repetir y aplicar al caso presente el principio de que
Dios es evidente conclusión para un hombre que con razón suficiente y
honradez contemple el universo... ¡es demasiado! Eso, querido
cardenal y tantos que están detrás , es volver a la pretensión no ya
sólo del Vaticano I sino de Inocencio III o Bonifacio VIII. Claro, que esa
es la cristiandad en la muchos sueñan como única posibilidad de
mantener la fe: haciendo, y si fuera posible quemando, herejes.
4. La carta de Krauss al
papa, el silencio del mismo y la reacción a lo de Bush.
A partir de aquí se ha
producido la carta de unos científicos a Benedicto, pidiendo una
desautorización del cardenal que seguro no vendrá (ver el artículo de
Sampedro), el respaldo de
Bush a la teoría del Diseño Inteligente una vez seguro del respaldo de
su poderoso aliado moral la Iglesia católica y esta amarga respuesta
de Krauss en una carta al director del periódico aparecida hace justo
una semana:
To the Editor:
President Bush believes that intelligent design ''ought to be
properly taught'' as the other side of ''the debate.'' Will the
president soon add that astrology, alchemy and phrenology have been
unfairly denied a place in the science curriculum and should be
taught alongside astronomy, chemistry and neurology?
The place for the teaching of intelligent design in public
schools is in a comparative religion class.
Cheryl Krauss
Brooklyn, Aug. 3, 2005
Viene a decir que si el diseño
inteligente debe tener su puesto en la enseñanza científica junto a la
teoría de la evolución se levante también la inmerecida marginación a
la que han sido relegadas la astrología, la alquimia y la frenología,
devolviéndoles un puesto en el estudio del debate científico junto a
la astronomía, la química y la neurología. La introducción de ese tema
en la escuela pública sería lo mismo que introducir la religión.
5. Y sin embargo es bello
concepto ese del Diseño Inteligente.
Permítaseme acabar esta
presentación de un debate con una reacción personal-
Lo que más me subleva es que
al querer imponerlo de esa manera, como una conclusión integrante del
conocimiento científico y racional, están destruyendo y haciendo odioso
un bello y útil concepto: el diseño inteligente, la inteligencia
previa, el misterio como último enigma, la oscuridad luminosa...
Recuerdo el reto de Monod en
los años setenta que tanto nos hizo pensar por reacción a su cientista
El azar y la necesidad... Recuerdo mis paseos con
el sabio Fernando Urbina por la playa de la Malvarrosa en los años ochenta...
Recuerdo los seminarios y conversaciones con los científicos de la FVIB en los
noventa, ... Me doy cuenta de que hacía ahí camina el libro de
Lombardi que estoy traduciendo...
Una inefable inmanente
trascendente inteligencia en le cosmos. Sí, pero con estas condiciones:
-que se acepte como libre
opción de fe o iluminación que puede sorprender interiormente a quien
busca sentido último, no penúltimo.
-que no se nombre ni se
identifique esta Inteligencia X con Dioses étnicos o conceptos históricos totalmente
contingentes, limitados y que nos dividen.
-que nadie intente dominar y
manipular esa Inteligencia para imponer autoridad o normas
insignificantes. ¡Qué
ridículo es decir que ese Diseñador Inteligente es el que expresamente
ha dicho que no se utilice la palabra matrimonio para designar el amor
homosexual o que no se acepten mujeres para desempeñar la dirección de
una Iglesia que declara ser la única vía de salvación!
Señor cardenal dominico,
seamos serios, ensanche su mente como lo hizo en su tiempo santo
Tomás. Lo más que pueda. Mucho más allá de Aristóteles, que para él
era el Filósofo. Si pone a Dios como inteligencia capaz de diseñar el
Big Ban,
no lo deje en ridículo ante los hombres de hoy, encapsulándole en un catecismo como el diseñado
por usted y poniéndole al servicio de una restauración neoconservadora
y clerical impresentable.
Enviar
comentario |