Los
tratamientos médicos en la Opus
3-7-2005
Ramón
Médico. Madrid
Testimonio recogido de la página Web
www.opuslibros.org que lo
introduce así:
(Nota de la web. Si publicamos
este y otros correos sobre el tema, no es exclusivamente por el asunto
de la homosexualidad, sino porque este psiquiatra es numerario del
Opus Dei y las tácticas que ahora se hacen públicas para curar esa
“enfermedad”, son las mismas que utiliza éste y otros psiquiatras de
la Obra para “curar otras enfermedades": la crisis de vocación, querer
marcharse de la Obra, la depresión como consecuencia del tipo de vida
de los fieles de la prelatura, etc., de las que tantos testimonios
tenemos, desgraciadamente, en la web. Y esas tácticas y técnicas y
"terapias" deben ser desterradas. Y como la Obra no las va a desterrar
sino que las alienta, que sean los Colegios Profesionales de
Psiquiatría quienes tomen nota y los "enfermos" así tratados sepan que
deben denunciarlo, porque es un delito.)
Quisiera
hablar como médico en el
"Affaire
Polaino".
El asunto en sí mismo es grave, y va más allá de lo que diga este
Sr. concreto, por eso es muy atinado el comentario de la web al
final de la
entrevista transcrita:
"Este
psiquiatra es numerario del Opus Dei y las tácticas que ahora se hacen
públicas para curar esa “enfermedad”, son las mismas que utiliza éste
y otros psiquiatras de la Obra para “curar
otras
enfermedades": la crisis de vocación, querer marcharse de
la Obra, la depresión como consecuencia del tipo de vida de los fieles
de la prelatura, etc., de las que tantos testimonios tenemos,
desgraciadamente, en la web. Y esas
tácticas y técnicas y "terapias" deben ser desterradas. Y
como la Obra no las va a desterrar sino que las alienta, que sean los
Colegios Profesionales de
Psiquiatría quienes tomen nota y los "enfermos"
así tratados sepan que deben denunciarlo, porque es un delito."
Destaco en
rojo lo que me parece preocupante de las manifestaciones del tal
Polaino y de lo que sería más grave de la actuación de los médicos del
opus en esos casos. Que conste que aquí es injusto generalizar, en la
opus hay médicos de todo pelaje, me limito a las acusaciones de los
testimonios de la web. No soy psiquiatra, pero nuestra profesión tiene
un denominador ético y moral común, que en particular en la
psiquiatría se debe respetar con exquisito cuidado, dado lo
resbaladizo de su idiosincrasia. Un médico debe respetar varios
principios, entre los que se encuentran:...
-
Beneficencia: es decir, hacer siempre el bien, y si hay que
hacer daño que éste nunca sea mayor que el bien.
- No
maleficencia: no hacer daño, por principio, si no es por un bien
superior.
-
Autonomía del paciente: como ser capaz de tomar decisiones sobre
su propia salud.
-
Confidencialidad: la información pertenece al enfermo, a no ser
que éste diga expresamente lo contrario. Acuerdos tácitos, los menos.
En concreto, no vale que a un paciente "lo lleven" a una consulta, o
dar sus datos a sus "superiores" o familia real o de obra.
De esto se
derivan algunas conclusiones, sobre el ejercicio de la profesión, que
en mi opinión es lo
que chirría con el Sr. Polaino
y otros médicos de la cosa:
-
Los
médicos no opinamos profesionalmente sobre enfermedades,
aplicamos el conocimiento. Se conoce con un cierto grado de
certeza, pero no se opina. Un médico debe decidir si un
paciente está enfermo, basándose en los síntomas, y aplicando el
conocimiento científico. Por ello
-
No puede
aplicar sus criterios morales, éticos o religiosos.
-
No puede
opinar que alguien está enfermo porque su criterio moral se
lo diga.
Lo contrario es gravísimo, por varios motivos:
-
Diagnosticar una enfermedad implica la necesidad de curarla, lo
que siempre tiene posibles efectos adversos. Si no existe
tratamiento, el paciente también sufre.
-
El
diagnóstico de enfermedad provoca una profunda ansiedad en el
paciente, en particular si se trata de algo tan íntimo como la
sexualidad.
-
Puede
provocar una estigmatizacion social de efectos imprevisibles.
-
No se
puede dar una opinión puramente personal ante algo que
tiene consecuencias legales y de todo tipo, sobre miles de
ciudadanos, diciendo que están enfermos.
Eso es gravísimo y falta a los mínimos éticos
profesionales, no se trata de un premio de pintura abstracta.
-
El
conocimiento científico se encuentra en los libros y publicaciones
científicas, no vale sacarse conejos de la chistera:
-
En
particular, la OMS (organización mundial de la salud) tiene
una clasificación de las enfermedades psiquiátricas (DSM) de la
que se excluyó la homosexualidad como enfermedad en 1973.
Por tanto, no se puede opinar que es una enfermedad, sin
más.
-
La
mayor base de datos médicos existente (MedLine), tiene unos
15.000 artículos bajo con la palabra la homosexualidad. Sin
uno revisa al menos unos cientos, no encuentra nada que hable
de homesexualidad como enfermedad o tratamientos de la misma.
-
Si
alguien tiene algún tipo de conocimiento nuevo, que contradice
lo existente, lo debe publicar en las revistas y reuniones
científicas, que para eso están, y someterlo a crítica de
otros profesionales.
-
Finalmente, si sigue con dudas, debe iniciar un estudio piloto,
aprobado por el comité de ética de su hospital o colegio
profesional. Lo contrario es experimentar con seres humanos,
algo prohibido por las convenciones de derechos humanos, en
particular el convenio de Helsinki.
-
Por
tanto, no hay que ir al médico por tener falta de vocación, estar
cansado, tener dudas, etc. NO SON ENFERMEDADES. Eso es lo que
hacía Stalin con los disidentes.
-
Los
tratamientos deben ser adecuados para las enfermedades.
Si no, sólo hacen daño. Por tanto:
-
No se
pueden tratar cosas que no son enfermedades.
La falta de vocación no se puede tratar, y punto.
-
Sólo se
pueden aplicar a las enfermedades para las que están indicados.
Ejemplo: los antibióticos para la tuberculosis no se pueden usar
para el acné. La terapia con electro shock está reconocida
para ciertos casos de depresión severa, jamás para la
homosexualidad.
-
Hay que
aplicar los tratamientos adecuados a las enfermedades, no dar
tratamientos subóptimos o no abarcar todos sus aspectos. Por
tanto, no basta sólo con dar pastillas a un deprimido, hay otros
condicionantes que pueden ser muy importantes en el diagnóstico y
tratamiento, y que también deben abordarse como parte integral (p.ej.
tipo de vida de la prelatura).
-
La
enfermedad no tiene criterio moral, ni religioso:
es y punto. No se puede introducir esas categorías en el
diagnóstico o tratamiento, a no ser que el paciente así lo pida
de forma expresa, y eso con pinzas: si yo sé que un paciente tiene
una perocupación religiosa, debo encauzarlo al capellán, o
dialogarlo con él, pero separándolo de su enfermedad en lo posible.
De lo contrario, violentamos sus creencias, o aplicamos tratamientos
y condicionantes no validados científicamente. En particular, Dios
no envía enfermedades, no las quiere, y se curan o no
independientemente de su voluntad.
El papel de
los colegios de médicos (no hay colegio de psiquiatras) es
controvertido:
-
No tienen
un sistema establecido de control de los profesionales, y lo que
prima es el corporativismo.
-
Si
añadimos la fuerte implantación del Opus Dei entre los médicos, o
los sectores más conservadores entre los órganos de gobierno de los
colegios, la cosa no tiene buena pinta. Por supuesto, esto es
una opinión personal.
-
Sin
embargo, si un paciente se dirige a un colegio profesional,
éste no tendría más remedio que actuar o al menos tomar nota.
-
No
esperemos que un colegio le "quite la licencia" a un médico.
Eso es cosa de teleserie norteamericana.
Otra cosa
es el control de las autoridades sanitarias sobre los médicos, que
para eso están, y si no del juez o fiscal:
-
Todavía
estamos en los albores de un sistema nacional de autorización y/o
acreditación de hospitales o clínicas, por lo que difícilmente van a
inspeccionarse de forma rutinaria. Pero si un paciente acude a
una consejería de sanidad, ésta debe poner coto a prácticas
irregulares.
-
Lo mismo
tendrían que hacer el juez o fiscal, o al menos
investigar.
Por tanto,
la llave la tienen los pacientes, que si se consideran violentados:
a) Deben
reclamar por escrito su historial clínico, íntegro .
b)
Tienen derecho a presentarlo donde lo consideren oportuno.
En fin, sigue siendo un misterio cómo la Obra (y el
partido que lo llevó al congreso) no tiene alguien más presentable
para sustentar sus afirmaciones.
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