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ZENIT - El mundo visto desde Roma

Código: ZS02082502

Fecha publicación: 2002-08-25

El Papa asegura que la «vocación ecológica» es más urgente que nunca

Al comenzar Cumbre mundial sobre el desarrollo sostenible

CASTEL GANDOLFO, 25 agosto 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II aseguró este domingo que la «vocación ecológica» del hombre se hace más urgente que nunca en nuestro tiempo, en el que el equilibrio ambiental sufre graves amenazas.

El Papa formuló su pronunciamiento en la víspera de la apertura de la Cumbre mundial sobre el desarrollo sostenible que convoca la ONU en la ciudad sudafricana de Johannesburgo del 26 de agosto al 4 de septiembre.

«Ante la admirable providencia divina, que se manifiesta en la creación y en la historia, la criatura humana se siente sumamente pequeña», constató el pontífice antes de rezar la oración mariana del «Angelus» ante varios miles de fieles congregados en el patio de la residencia pontificia de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros de Roma.

«Al mismo tiempo --añadió--, se reconoce como destinataria de un mensaje de amor que la invita a la responsabilidad. Los hombres, de hecho, son puestos por Dios como administradores de la tierra para cultivarla y custodiarla».

«De aquí deriva lo que podríamos llamar la "vocación ecológica", que se hace más urgente que nunca en nuestro tiempo», aclaró el Santo Padre que desempeña como todos los años sus actividades ordinarias en esta localidad desde que regresó el pasado lunes de Polonia.

Al referirse a la Cumbre de Johannesburgo, el obispo de Roma confesó que «todos deseamos que los numerosos jefes de Estado y de gobierno presentes, así como los demás participantes logren encontrar caminos eficaces para un desarrollo humano integral, teniendo en cuenta la dimensión económica, social y ambiental».

«De manera cada vez más interdependiente, la paz, la justicia y la salvaguarda de la creación sólo pueden ser fruto del compromiso solidario de todos a la hora de perseguir juntos el bien común», concluyó el Santo Padre.

Juan Pablo II pronunció a continuación palabras de saludo en seis idiomas a los fieles presentes. Al final del encuentro, varios peregrinos pudieron acercarse para saludarle personalmente.

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Código: ZS02082506

Fecha publicación: 2002-08-25

La Santa Sede propone en Johannesburgo una «ecología humana»

Documento en preparación de la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible

CIUDAD DEL VATICANO, 25 agosto 2002 (ZENIT.org).- Ecología y solidaridad son dos elementos inseparables, afirma la Santa Sede en un documento redactado en preparación de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible en el que propone una «ecología humana».

El documento se ha distribuido en semanas pasadas entre las delegaciones que participan en el encuentro de Johannesburgo, que tiene lugar del 26 de agosto al 4 de septiembre en Johannesburgo (Sudáfrica), diez años después de la Conferencia de Río de Janeiro.

De acuerdo con el documento de cinco páginas, la ecología constituye un auténtico signo «de la solidaridad humana», que implica «obviamente la conservación y el cultivo de los recursos de la Tierra».

Tal desarrollo debe basarse en «sólidos valores éticos» como «la justicia, los derechos humanos, la paz y la libertad», sin los cuales «ningún progreso será sostenible».

«El concepto de desarrollo sostenible --subraya el documento de la Santa Sede-- puede comprenderse sólo en la perspectiva de un desarrollo humano e integral».

Ecología humana

El primer principio de la «Declaración de Río» afirma que «el ser humano está en el centro de todo lo relativo al desarrollo sostenible». Por eso, la Santa Sede pide que la Cumbre Mundial adopte el término de «ecología humana».

«Ecología humana», explica el texto, implica ante todo «asegurar y salvaguardar las condiciones morales en la acción de los seres humanos con el ambiente».

«La primera y fundamental estructura de la ecología humana es la familia --se lee en el documento--, lugar en el que el hombre recibe su primera formación y la idea de bondad y verdad. La familia es donde el individuo aprende a amar y a ser amado, y esto significa crecer como persona. En este contexto, debe prestarse especial atención a la función de ecología social representada por el trabajo».

En relación con la globalización, el documento de la Santa Sede explica que ésta «no es buena o mala a priori. Es necesario insistir en que la globalización, como cualquier otro sistema, debe estar al servicio de la persona humana, debe servir a la solidaridad y al bien común».

Pobreza

El documento de la Santa Sede subraya «la absoluta necesidad de erradicar la pobreza». Se necesita en este punto «la activa participación de los pobres», quienes desgraciadamente «en muchos proyectos en discusión son contemplados como un problema antes que como un potencial productivo y creativo».

Desde este punto de vista, la Santa Sede define como cruciales «la posibilidad de empleo y la difusión de sistemas educativos y sanitarios».

«Se deberían estudiar nuevas formas de consumo y producción --afirma el texto--, promovidas en acuerdo con los principios de la dignidad humana y de la solidaridad».

El documento de la Santa Sede subraya asimismo la necesidad de «facilitar el acceso a los servicios sociales a las personas que viven en las zonas rurales», así como solicita «un adecuado abastecimiento de agua potable y de los sistemas sanitarios para todo habitante de la Tierra».

Nueva solidaridad

Respecto a la relación entre los Estados, el documento pide «una verdadera solidaridad basada en cualidades espirituales como fundamento para abordar los problemas internacionales». En este contexto, propone una «gobernancia internacional» basada en el principio de subsidiariedad, según el cual «cuando una nación no consiga desarrollarse, las demás están obligadas a acudir en su ayuda».

El documento de la Santa Sede concluye explicando «la unicidad del ser humano frente a la creación. Un ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, pero que se realiza solamente en la donación de sí mismo a los demás. Es el don de sí mismo lo que garantiza el desarrollo de las futuras generaciones».

«En este contexto, los miembros de las futuras generaciones --dice el documento de la Santa Sede-- dependen del don de sí mismo ejercido con plena responsabilidad. Los jóvenes refuerzan su educación sobre la base del generoso sacrificio de los adultos. El don de sí mismo es la forma más noble de libertad humana y es la base de todas las acciones que conducen a un desarrollo humano integral».

El documento original en inglés puede consultarse en la página web de Zenit: http://www.zenit.org/english/visualizza.phtml?sid=22047

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