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EL FUTURO DE LA IGLESIA EN ESPAÑA: El falso debate ideológico

José Luis Sanz de las Heras

Ineficiencia u optimización

Quienes entrañablemente amamos a la Iglesia Católica, vemos como se le acumulan cada vez más deberes y tareas pendientes en España. Con preocupación, vemos como se echa más y más cuestiones pendientes a la espalda mientras que aumenta el riesgo de verla bloqueada indefinidamente en asuntos estériles, que consumen demasiadas energías de la Conferencia Episcopal.

La jerarquía eclesiástica en España, tiene importantes problemas de agenda o de prioridades -según se mire- y además reparte mal el juego entre la cantera, en cuyo banquillo, hay auténticas figuras [dentro de las congregaciones religiosas, del laicado y como no del clero regular], cuyo desaprovechamiento haría estallar las juntas de 'accionistas del espíritu (con minúscula para evitar confusiones)', si el 'consejo' las convocara.

Atenaza, inconscientemente, a la mayor parte de la jerarquía, tal cantidad de miedos, que es verdaderamente milagroso que consiga levantarse cada mañana. Pero tales miedos, son infundados en su mayoría, puesto que el mayor problema de la Iglesia en España (después del de las sectas fundamentalistas que se disputan su control), es básicamente organizacional y de lentes. De tanto mirar el retrovisor, los conductores de nuestra Ecclesia, han olvidado leer el mapa de la realidad, y caminan desenfocados por la ruta que tienen delante, lo que tiene a los viajeros máximamente desasosegados, salvo a los que por la edad -al andar mal de la vista- no se dan cuenta de cuan desorientados andamos respecto al rumbo marcado por el Nazareno.

Un corazón esperanzado, ve deshacerse el miedo, una mente que dialoga con el Espíritu (con mayúscula esta vez), ve caer sus angustias, y con ellas cualquier tendencia sectaria. Nuestros dirigentes, son personas de carne y hueso, y sólo generando a su alrededor 'certezas del corazón', lograremos que se abandonen a la confianza plena en la parte humanamente más madura y sólida del laicado.

Es por ello que a los laicos, nos corresponde una responsabilidad gigantesca, la de sostener sobre nuestras oraciones y espaldas, la luz y las lentes que visualicen el rumbo evangélico de la Iglesia en España. A los obispos, sin embargo, no debemos dejar de instarles a la confianza en lo mucho que se atesora entre el rebaño que algunos de ellos pastorean, y otros, pastorilizan.

A los laicos, nos corresponde en España liberarnos de la tutela de los Presupuestos Generales del Estado, contribuyendo con naturalidad con un porcentaje mensual y suficiente, de nuestros ingresos, al sostenimiento de la Iglesia. A los obispos permitir que eso sea posible -como lo es en la mayor parte del planeta- repartiendo juego, dando señales de confianza a las gradas, poniendo sólo a los mejores entrenadores al frente de la cantera en cada diócesis, organización e institución eclesial....

Mientras la Conferencia Episcopal no deje de simular que está interesada en la autofinanciación de la Iglesia, con todo lo que supone, y pase a estarlo verdaderamente, iremos de mal en peor. Porque el dinero es (junto a las relaciones de poder con 'el otro' sexo), la piedra angular de la mayoría de edad psicológica que anhelamos los fieles españoles en nuestra jerarquía.

Queridos Obispos: Den pruebas de que confían en que nosotros, sus no poco 'fieles', podemos financiar solitos justamente a la Iglesia que el Espíritu Santo quiere ver en España, no naturalmente a una sobredimensionada en espacios y ambiciones estériles. Repartan juego adecuadamente, tanto a las mujeres en los puestos de más alta responsabilidad extrasacramental, como a todos los que cargan la cruz de ser competentes y capaces, o lo que es peor, la de tener carismas y dones verdaderos, es decir, poco compatibles con la anulación de su persona en pro de supuestas fidelidades.

No son ideologías lo que les da temor. Lo único que hoy está en juego hoy en España, es simplemente la posibilidad de una Iglesia formada y dirigida por personas plenamente libres y maduras; Y si creen que esa no es la dirección de la brisa del Espíritu ¿Cómo le restringen tanto la accesibilidad a sus personas y mentes detrás de concordatos legales y mentales?

Es cierto que, pese a todo, la acción del Espíritu Santo rige sobre los destinos últimos de la Iglesia y los personales de los creyentes. Pero es evidente que eso no puede servir de excusa para la ineficiencia, la ausencia de transparencia o ineficaz asignación de todo tipo de recursos.

Me temo que la autofinanciación, es la clave de la fidelidad al Evangelio de cuantos quienes nos sentimos Iglesia en España, y es penoso que casi todas las confesiones, y no digamos las iglesias reformadas, puedan en ese punto darnos lecciones de todo tipo ¿Cuanto tardaremos en darnos cuenta de que es ese y no otro el peso que más plomo carga sobre las alas de nuestra Iglesia católica en España?

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