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FORO DE DEBATE SOBRE CRISIS EN LA IGLESIA CATÓLICA A partir del siguiente artículo:
CRISIS IRREVERSIBLE EN LA IGLESIA CATÓLICA pero otra manera de ser iglesia es posible Por Pablo Richard Doctor en Biblia y en Sociología de la Religión, director del DEI, San José, Costa Rica. PUBLICACIÓN E INICIO DEL DEBATE EN ATRIO, 4-05-2005
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4. Cuando leí, hace días, el artículo de Richard, he de reconocer que me quedo un raro sabor de boca. Por un lado admiré las inquietudes de un viejo rokero que no se rinde. Pero, por otro me dio la sensación de que no se ha dado cuenta de que ya las cosas no son lo que fueron. Los problemas humanos, tal vez son más grandes. Pero el hombre latinoamericano ya no es el mismo. La iglesia católica no es la misma. Para mi es peor. Sigue su camino de mantener a su feligresía en el guadalupismo, samanasantismo, misismo (de misa) pedante, angelismo entupido y ritualista, sacramentismo supersticioso, doble moral hábilmente sostenida y aprovechada por la Jerarquía para con los ricos... y los etcéteras que queráis. Ya es hora de hacer menos teología, de la cual desconfío mucho. Demasiadas palabras. Y enfrentar las soluciones con valentía. Los latinoamericanos hemos pasado mucho tiempo echando las culpas de nuestras desgracias a agentes foráneos. Ya es hora de responsabilizarnos de nuestros propios problemas. Ya basta de enviar a nuestra gente a estudiar a Europa. Allá no tienen mucho que enseñarnos. Ellos tienen sus propios problemas. Ya es hora de llamar a las cosas por su nombre. Tenemos la mala costumbre de hablar siempre con eufemismos. Me da la sensación que somos excesivamente respetuosos. Me pregunto muchas veces como es posible que a partir de Jesús y su modo de vida, hayamos, los cristianos llegado a construir una iglesia como la que tenemos. No creo que valga mucho la pena hablar de lo que tiene que cambiar al catolicismo vaticano. A través de la historia han abortado todo intento de volver a la FUENTE. No soy un teórico. Y vivo un momento realmente pesimista. Pero pienso que vale la pena pelear por el hombre nuevo. En América Latina hay mucha hambre de vivir, pero de vivir intensamente. En el camino del evangelio seriamos el Cielo. Pako Arévalo. Honduras (30-5-2005)
3. El artículo de Paul Richard y los comentarios de Mauricio Víquez y de José Manuel Ruiz Marcos, dan material para reflexionar largamente. Yo me he dejado llevar por el impulso de hacerlo, tomando como punto de partida la perspectiva desde la cual puedo mirar, en los días que corren, la temática tratada. Cuando, hace doce años, un amigo especialista en alta administración y conectado con el mundo gubernamental, me preguntó sobre la teología de la liberación, criticada como una desviación marxista del evangelio, lo mismo por jerarcas de la Iglesia que por políticos latinoamericanos, le dije que quienes tal hacían, ni entendían el mensaje del evangelio ni tenían idea de lo que era la liberación del pueblo oprimido, sino que se preocupaban por proteger los intereses capitalistas. En esto mis ideas no han cambiado. Pero hoy mis horizontes se han abierto un poquito más. Richard plantea la posibilidad de una "nueva manera de ser Iglesia", contrapuesta a la manera neoconservadora de Juan Pablo II, contrarreformista del Vaticano II, y recogida por el nuevo Pontífice Benedicto XVI. Con acierto señala los prejuicios con los cuales la nueva conducción eclesial enfrenta la problemática mundial, el principal de los cuales confronta al "relativismo" dogmático y moral, desatendiendo toma de posturas más necesarias para la Iglesia universal y acciones urgentes requeridas para remediar necesidades humanas que no pueden resolverse sólo canonizando al predecesor (como aceleradamente se canonizó a la Madre Teresa), mientras millones desfilan hacia la muerte acicateados por la ignorancia, la enfermedad y la miseria material. Con respeto a la santidad y a los valores ejemplares del Papa desaparecido, previene el uso mediático de la imagen del Jefe de la Iglesia para respaldar los intereses del nuevo "Imperio Cristiano". Mis discrepancias con su pensamiento caen en otros terrenos. La Historia del hombre ha desembocado en una compleja pluralidad de culturas, de civilizaciones, de religiones y de maneras de vivir como humanos. Podría decirse que hace falta un nuevo humanismo y que están dándose en los pueblos pulsiones encaminadas a darle forma. Para lo humanidad en general la cuestión importante hoy en día no es si puede haber una manera alternativa de ser Iglesia, sino si es posible construir intencionada e inteligentemente un humanismo que permita la existencia digna del ser humano: satisfacción de las necesidades básicas: protección al ambiente natural, abrigo y alimento; y a las de más alto rango como son: orden social, libertad y un código mínimo de valores éticos, entre los cuales cuenten el respeto a la vida, la solidaridad, la tolerancia y los demás derechos proclamados por las Naciones Unidas; sin conflictos entre lo sagrado y lo profano. La religión es para mí una necesidad, una obligación racional y un derecho. Respeto el derecho de cada quien a profesar la religión que quiera. Pero estimo que el humanismo que hoy el mundo demanda, requiere la coincidencia rigurosa de todos los credos en el amor universal. Entonces, menos que Richard y mucho menos que Víquez, espero de la actuación del Papa Ratzinger, enemigo declarado del "relativismo" y, obviamente, inclinado a la rígida ortodoxia que durante 23 años exhibió detrás del trono de Juan Pablo II, un retorno al Vaticano II y una apertura al amplísimo ecumenismo (universalidad total, gestalt integral, holismo, globalidad o como pudiera indistintamente llamársele). Del amigo Ruiz Marcos, no puedo menos que admirar su lealtad a Richard, compañero suyo de andanzas, y su fidelidad a los ideales de su juventud. Yo tomo el partido de dejar que los muertos entierren a sus muertos, si sigue habiéndolos, como ha ocurrido con muchos obispos (tales como Méndez Arceo y Romero); o si los muertos (físicamente o de manera figurada) comienzan a caer del otro bando. Un particular motivo para conocer como siento respecto a Benedicto XVI, quedará expuesto a continuación.
Mi desesperanza de recibir alguna respuesta no fue defraudada. No hubo acuse de recibo ni siquiera a través de un secretario de ínfimo rango.( ¿Para qué perder tiempo y rebajarse al nivel de un majadero que ni se arrodilla, ni besa el anillo del pescador, ni inclina la cabeza, ni usa la protocolaria expresión "Su Santidad"?) Estoy de acuerdo en la necesidad de que un nuevo orden humanístico -posible a pesar de todo- deberá habérselas con la planeación y ejecución de estrategias de emergencia para combatir la pobreza. No comparto la "opción de los pobres" en el sentido en que demagogos como el todavía alcalde la la Ciudad de México, la utilizan para promoverse políticamente. Este hombre la ha encapsulado en la fórmula: "Primero los pobres, por el bien de todos", la cual llevará, por obra de sus fuerzas de choque, a la lucha de clases. La única fórmula democrática y realmente beneficiosa para los pobres sólo puede ser: "Todos para todos, por el bien de todos", concienzudamente aplicada. Por último, no comparto el concepto de "crisis final" de Richard. Nunca han existido las crisis finales. Por definición, toda crisis es el momento en que, del choque de la tesis y la antítesis, se prepara el nacimiento de una síntesis. Crisis es siempre crecimiento. Pero en el crecimiento de la especie humana no nos es dado usar cronómetro. Podemos y debemos participar en él. Pero sólo la Providencia conoce el futuro. Queridos amigos, es un placer intercambiar opiniones con ustedes, casi cara a cara. José de Jesús Molina Perales, ex-cura y ex-católico, Bachiller en Teología por la Universidad Gregoriana, Licenciado en Filosofía por el Instituto Autónomo de Occidente (Guadalajara, Jalisco), certificado de la Maestría en Orientación y Desarrollo Humano por la Universidad Iberoamericana, Master of Arts por la Universidad de Alabama, jubilado del Instituto Tecnológico de Monterrey. http://www.atajoalparaiso.com
2. El camino de la Iglesia. Por Mauricio Víquez. 27-05-2005 Y en el camino de la historia lo peor es caer en el error de tirar la toalla en la lucha por ser contemporáneos a nosotros mismos. Antes y hoy miramos cómo la desubicación y el anquilosamiento puede afectar a cualquiera que, plantado en las arenas de la más clara actitud conservadora o zambullido en medio de aguas que algún día fueron frescas corrientes de vanguardia, se olvida de contemplar vital y activamente el rostro de los signos de los tiempos. Lo anterior se me ha ocurrido al leer una nota de P. Richard aparecida en la sección de opinión del Semanario Universidad (19-05-05) [Seguramente es la misma o parecida a la que nos envió a ATRIO a primeros de mayo] acerca del futuro de la Iglesia católica. Una nota higadosa, extemporánea y eclesiológicamente imprecisa, con el agravante de ser un trabajo de quien ha llegado a aceptar que no conoce a fondo la obra del autor que critica. Pablo Richard representa, en expresión de I. Saranyana “un fenómeno paradigmático de una teología hecha desde la vida”. Un hombre que siempre se ha mostrado “marcado por la esperanza”. Eso representa el director DEI. Quede dicho por la estima y respeto que personalmente le guardo. Sin embargo, a veces se ha de ser dialogante crítico y es lo que aquí me toca hacer hoy. Hay varios puntos del artículo que aquí nos ocupa y que se titula ¿Hacia dónde puede ir la Iglesia Católica? que quisiera mirar y comentar. Veamos: • ¿Una elección que se visibiliza una crisis? Una y otra vez, en activa y en pasiva, los cardenales electores han comentado el sentido de la elección de Benedicto XVI. Casualmente la urgencia implicada en crear vías nuevas que favorezcan el diálogo fe-cultura, la necesidad de enfrentar la presente metamorfosis de lo sagrado y lo apremiante que resulta el enfrentar la realidad que muestra la tendencia secularizante europea es lo que ha llevado a apuntarse a un Pontífice que asegure enfrentar con cierta fuerza de certeza el reto que el presente contexto posmoderno plantea a la fe. Dato que quedó hartamente demostrado en el diálogo que en Baviera protagonizaran el entones J. Ratzinger y J. Harbemas, publicado por Die Zeit [Nota de ATRIO: puede consultarse el texto en español de este debate, que apareció en LA VANGUARDIA] y que fue limpiamente comentado como Auf dem Gipfel der Freundlichkeiten... "En la cumbre de las amabilidades…" usando una cita truncada de un legendario verso de Goethe que conocen con fervor todos los escolares alemanes desde hace dos siglos largos. Más allá del resultado del encuentro, resultó claro que el ahora Benedicto XVI fue capaz de enfrentar con energía brillante a su antagonista, sin dudas el pensador vivo más célebre tras la desaparición de figuras como Norberto Bobbio, John Rawls o Jacques Derrida. • Mirar el camino del nuevo Papa de modo fragmentario y a conveniencia. Grave peligro este y en el que han caído no pocos incautos en sus comentarios a lo largo de los últimos meses. Por 1967 siendo profesor de Tubinga, Ratzinger ofreció una serie de conferencias a estudiantes de todas las facultades de esa universidad e intentando continuar la tradición de K. Adam publicó esas charlas en un volumen titulado Introducción al cristianismo. Al prologar la edición de 1982 de esa obra O. González de Cardedal diría “este libro del profesor de la universidad de Tubinga y Ratisbona constituye una de las mejores realizaciones de la teología contemporánea”. Hoy la obra del nuevo Papa no ha bajado para nada el listón de exigencia y precisión teológica, todo lo contrario, en cambio parece que sus críticos sí lo han hecho e incluso hasta niveles de miedo. • ¿Una nueva Iglesia? ¿Una verdadera utopía? La Iglesia es lo que es, de lo contrario, sería otra realidad. Un asunto metafísico irrefutable. El artículo que nos ocupa habla de “crear una nueva manera de ser Iglesia”. ¿Se refiere a potenciar cierta pastoral? ¿Seguir favoreciendo esfuerzos de renovación para lograr una realidad eclesial más en comunión y participación? Me parece que todo esto ya se está intentando a lo largo y ancho de la vida eclesial. ¡No se renuncia a construir la utopía cristiana! Y esto incluso en la Europa que P. Richard considera tan detestablemente decadente. Ahora si no enteramos de esta realidad mostrada por la vida pastoral de la Iglesia aquí y ahora el problema es otro. Habrá que enterarse. • ¿El sur no existe para la Iglesia? Esto es claro que no es así. Desde “Cor Unum” hasta los esfuerzos de Caritas y el mismo CELAM muestran un gran esfuerzo eclesial para atender la realidad de un continente pobre y ojalá católico sin las comillas que le agrega P. Richard a la palabra. Eso si, es claro que la Iglesia no puede ser una especie de AID-2, ni una mega-ONG que todo lo solucione. • Teología de la liberación… ¿de qué hablamos cuando hablamos de ella HOY? Las cosas cambian y el modo de valorar este movimiento teológico es diferente hoy día por parte del Magisterio. Asimismo, no es lo mismo el quehacer el teólogo de la liberación de la década de los setenta y ochenta y el trabajo del teólogo que reflexiona desde América Latina hoy día. Un connotado teólogo de la liberación, editor de muchas obras de esa corriente teológica, Antonio González, al hablar sobre esta teología y sus límites decía que “la experiencia histórica nos ha demostrado los límites de aquella teología”. Esos límites son evidentes y la mayoría de los teólogos serios, que pasan de lo biliar y saben revisar su marcha metodológica han sabido mejorar su propuesta y adaptarla al presente. La carta que Juan Pablo II dirigió a los obispos de Brasil y leída por el cardenal Gantin en 1986, en que afirmó: “la teología de la liberación es conveniente y necesaria” y la aparición de Iglesia en América fueron hitos que ayudaron mucho para encaminar la marcha de esta reflexión por vías teológicamente más correctas. • Aborto, gays, hambre… Es irresponsable equiparar temas como estos y es falso decir que la Iglesia se ocupa de los dos primeros dejando de lado el tercero. Bastaría con mirar los periódicos y revisar la realidad, para comprender de dónde nace el interés por estas cuestiones y cómo se enfrenta el asunto de la pobreza, sobre todo, diocesanamente. Conozco perfectamente el talante de Pablo Richard, su aporte y su caminar eclesial. En toda América Latina se le valora. Lo anotado es solo una observación al margen de la nota que se menciona. Me parecía justa la aclaración para no ser víctima de aquello de que “el que calla… otorga”. Mauricio Víquez Lizano (1964-Heredia).Estudios en Derecho en UCR. Filosofía-Teología en UCAT-Seminario Central de San José. Bachiller Ciencias Religiosas en Univ. Juan Pablo II. Maestría en Teología Moral Social énfasis en Doctrina Social de la Iglesia y Desarrollo Humano en Univ. Juan Pablo II. Lic. en Ciencias Políticas en Univ. Libre de Costa Rica. Doctorando UNA-DESTLAT-Escuela de filosofía. PhD. por la AIU de Florida. Coordinador de cátedra de Etica aplicada de ULACIT y profesor en el Instituto Teológico de América Central (ITAC) y en UACA. Tutor UNED y UCAT. Profesor de la UCR-Facultad de Educación.
1. Conozco desde hace muchos años a Pablo Richard, por nuestros encuentros en la Nicaragua sandinista y en Costa Rica y siempre he admirado en él su capacidad de maestro, de exponer las cosas de manera que todo el mundo las entienda. Así lo ha hecho ahora. Frente al panorama negativo del nuevo Papa nos conforta su tesis de la irreversibilidad de la reforma. Se anuncia la acentuación de la crisis actual y la desaparición del modelo actual de Iglesia. Las premisas que Pablo presenta para que otra forma de ser Iglesia llegue a imponerse son tantas y tan al parecer inasequibles, que habríamos de tener una fe inquebrantable, como la que él parece tener. Yo quisiera creer tan firmemente como él, y diría que creo más en la reacción del pueblo, incluso del no cristiano, que cercará algún día por hambre a este capitalismo desaforado que nos oprime. Para él vale la opinión de Pablo Richard: lo vemos tan exaltado y tan triunfante que ya está pregonando con ello los inicios de su desaparición. Con él desaparecerá esta forma de Iglesia que, desde el criminal emperador Constantino, ha sabido sagazmente aliarse con los que detentan el poder. Felicito a ATRIO por irse convirtiendo cada vez con más fuerza en la expresión de la verdad y de la repulsa a las mentiras en que vivimos.
José Manuel Ruiz Marcos 5-05-2005
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