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¡NON POSSUMUS! NO PODEMOS PERMANECER CALLADOS

                                                                                        23-05-2005

 

 

Antonio Duato

 

COMENTARIOS

 

5.Sres. Obispos: No puedo obedeceros porque:

-Ante todo está la obediencia a mi conciencia.

-Tengo el derecho y el deber como cristiano de manifestar mi opinión.

-En los últimos tiempos veo en muchas de sus manifestaciones públicas cualquier cosa menos Amor que es la " esencia " del Dios de Jesús.

A pesar de que mi manera de pensar está muy lejos de muchas de sus manifestaciones públicas, como dijo el fundador de la ONG a la que pertenezco, recientemente fallecido: "A pesar de nuestras diferencias, estaría dispuesto a dar mi vida para que uds. pudiesen expresar con toda libertad sus ideas". ¿ Y ustedes ?.....

Jorge Juan Prieto Fernández. A Coruña.

4.Que tal? le escribo porque de vez en cuando leo algunos de sus artículos en la web y no deja de sorprenderme de que manera están "machacando a la iglesia católica", lo que me hace escribirles es para preguntarles cuál es motivo que les empuja a ello y si dicen que son cristianos, de que grupo? porque creo que católicos no ¿verdad?, ando un poco confundido, les rogaría me lo explicasen. Gracias y la paz de Cristo. Francisco Algarra Solves.

3.Estimado amigo: Permítame llamarlo así. Me sentí altamente complacido al encontrar su mensaje, y lo leí de inmediato. Me alegro de haber encontrado su portal y de confirmar que es su intención ofrecer en él un espacio de libertad para quienes, en la medida de nuestra debilidad, deseamos contribuir a hacer de éste un mundo de verdad dominado por el Amor, el cual de tantas maneras los hombres empañamos, empequeñecemos y terminamos por olvidar, mientras alimentamos ídolos autoritarios e inmisericordes. La tragedia -si me permite dramatizar- es que los tales chorrean putrefacción moral (complicidades nefandas, abusos sin cuento, ambición y, en una palabra, corrupción); y aun así, con cinismo, demandan fe en su origen y naturaleza divinos precisamente porque, por largos siglos, han sido profundamente "humanos". Usted sabe que escribo desde fuera de la Iglesia. No sufro de opresión o censura. En cambio sufro de soledad, porque el atajo que he tomado es de suyo solitario. ¡Cuántas veces, en los últimos tiempos, soñé el sueño imposible de tener el e-mail del Otro! Hasta que un día caí en la cuenta de que, independientemente del recurso a la oración, el Otro está a mi alcance a través de mi muy reducido número de amigos. Con seguridad lleva usted a cuestas gran carga de trabajo para atender a Atrio. Aunque no hace falta, pido al Otro que lo acompañe. Espero que no sea la última vez que nos comuniquemos personalmente. Saludos afectuosos. José de Jesús Molina Perales. México.

2.SI LA IGLESIA ROMANA RENUNCIA A SU OPCION POLITICA SE QUEDA SIN RAZON DE SER. Su mision es el poder no la SALVACION. PAKO desde Honduras. Francisco Arévalo.

1. Es verdad que las declaraciones de personas como Rouco no se deriva tranquilidad precisamente. Menos aún, cuando vemos que el modelo ideológico neoconservador tiene en EE.UU. un fortísimo pilar en los cristianos "renacidos", de los que George W. Bush es un eximio ejemplo, y que se creen ungidos por Dios para realizar una tarea que no es sólo política, sino mesiánica. Pero intentando no sufrir el vértigo de imaginar una España y una Europa dominada por este nuevo espíritu de "cristiandad" cuasi medieval, y superando el espectáculo de ver a la Conferencia Episcopal, con algunos conspicuos obispos al frente, ejerciendo de vanguardia de la oposición conservadora al Gobierno, las posiciones sobre el matrimonio homosexual son más que esclarecedoras.

De las argumentaciones que se vierten por parte de quienes se oponen –con un papel destacado para la Conferencia Episcopal Española por su mencionada radicalidad- a la modificación del código civil que permitiría el matrimonio entre personas del mismo sexo, no es tanto la argumentación sobre la conveniencia o inconveniencia de esta modificación lo que me genera inquietud. Lo que de verdad me deja perplejo la concepción de las personas y de las relaciones humanas que tienen los obispos.

En su nota a ATRIO, Leopoldo M. Vives Soto (Director del Secretariado de la Subcomisión Episcopal de Familia y Defensa de la Vida Conferencia Episcopal Española), califica como “abominación” la homosexualidad, y remite la opinión oficial de la Iglesia a documentos que cuentan con un apoyo unánime y entusiasta entre el episcopado español. Estos documentos, que se pueden consultar en la web de la Conferencia Episcopal Española, parten de pedir el respeto y la no discriminación de los homosexuales, para luego no ahorrar términos que invitan, precisamente, a la estigmatización y la discriminación. Así, la homosexualidad es una “anomalía”, las relaciones homosexuales son consideradas “graves depravaciones”, “actos intrínsecamente desordenados”, “pecados graves”... Para quienes encontramos en Jesús de Nazaret una inspiración profunda en nuestra vida, este mensaje cuesta de ser digerido. Y desde luego, a la luz del Levítico no se encuentra mucha inspiración para hacerlo (salvo que junto con la condena de la homosexualidad asumamos esclavitud, derecho al pillaje, rechazo de la mujer impura -cuando menstrua – y un largo etcétera). Sinceramente no es en estas condenas y en hogueras pasadas no encuentro aliento para mi fe. Si se me permite el tremendismo, soy cristiano a pesar de la Inquisición, y lo sigo siendo, a pesar de estas actitudes antievangélicas de los Obispos. José A. Hernández de Toro

 

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