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LA REAFIRMACIÓN DEL NACIONALCATOLICISMO ESPAÑOL                                                                         23-05-2005

 

 

 COMENTARIOS

 

3.Que atrevido es el miedo.Se oyen pasos de gigante.Hasta que punto nos lleva la desesperacion. Esto si es mirarle las orejas al lobo. Ellos saben que la iglesia que ellos manejaN no es la que se supone que queria Cristo. Por lo menos la que que me parece a mi que se deduce con el evangelio en la mano. Lo  que me parece a mi es lo que en Europa se esta empezando a REPENSAR y eso no lo paran los fanaticos de negro. PaKO desde Honduras. Francisco Arñevalo.

 

2. Parece ser que el amigo Rouco, no conoce lo que es ser iglesia católica, porque tengo entendido que es ser iglesia universal y esto para muchos cristianos es estar abierta al mundo, a las formulaciones cambiantes del conocimiento y aceptación de Dios, aun sabiendo que Dios es el que es y nunca ha cambiado ni cambiará, pero que los hombres hemos ido teniendo una concepción distinta de Él, lógico, porque ningún instante es igual a si mismo, siempre, siempre estamos cambiando, esto es lo que ha hecho evolucionar el cosmos y el hombre, no hay nada fijo, sino Dios, lo demás está en perpetuo cambio.    Menos aun lo que es ser apostólica, la iglesia apostólica, la iglesia comunidad, no puede regirse sino por los apóstoles, por todos, y no hay nada mas lejos de la realidad actual, ¿Cuando tuvo Jesús secretismos?, ¿cuando Jesús cerro las puertas a alguien, escogió a doce y entre ellos a Judas, fue Judas el que se separó, pero el no lo echó. Un abrazo   Manuel Muñoz Barrios

 

1. “España será cristiana y católica o dejará de existir como tal”. Como soflama para enardecer a las masas no está mal; pero no es seria. España continuará existiendo... ¡Ojalá más cristiana que católica! Aunque el cardenal, cuyo ultraconservadurismo es de todos harto conocido, prefiriese que se invirtieran los términos... 

El señor cardenal debería no confundir a la gente con esa fácil identificación. No es lo mismo cristiano que católico. Una cosa es el mensaje de Jesús (que todos sus seguidores podemos leer directamente en los Evangelios, sin interpretaciones ni manipulaciones) y otra cosa es lo que enseña la jerarquía eclesiástica. Muchísimas veces "su" doctrina refleja sus propios intereses de clase (poder social, privilegios, etc.)  y no el sentir del Evangelio.

Nos referimos al estrangulamiento de lo cristiano que tuvo su expresión en el siglo XIX y comienzos del XX en los “Syllabi” de Pío IX y de Pío X, de los que dijo Harnack, exagerando, desde luego, pero no sin parte de razón, que con ellos condenaba la Iglesia la cultura y ciencias modernas, cerrándoles la puerta; y así, añadimos nosotros, se quitó a sí misma la posibilidad de vivir lo cristiano como actual, por estar excesivamente apegada al pasado” (pp. 404-405).

“¿Quién podría poner en duda que también hoy se da en la Iglesia el peligro del fariseísmo y del qumranismo? ¿No ha intentado efectivamente la Iglesia, en el movimiento que se hizo particularmente claro desde Pío IX, salirse del mundo para construirse su propio mundillo aparte, quitándose así en gran parte la posibilidad de ser sal de la tierra y luz del mundo? El amurallamiento del propio mundillo, que ya ha durado bastante, no puede salvar a la Iglesia, ni conviene a una Iglesia cuyo Señor murió fuera de las puertas de la ciudad como recalca la carta a los Hebreos, para añadir: “Salgamos, pues, hacia él delante del campamento y llevemos con él su ignominia” (Heb 13, 12 s). “Afuera”, delante de las puertas custodiadas de la ciudad y del santuario, está el lugar de la Iglesia que quiera seguir al Señor crucificado. No puede caber duda de lo que, partiendo de aquí, podrá decirse de los bien intencionados esfuerzos de quienes tratan de salvar a la Iglesia salvando la mayor parte posible de tradiciones; de quienes a cada devoción que desaparece, a cada proposición de boca papal que se pone en tela de juicio barruntan la destrucción de la Iglesia y no se preguntan ya si lo así defendido puede resistir ante las exigencias de verdad y de veracidad. En lugar de hacerse esta pregunta nos gritan: ¡No demoláis lo que está construido; no destruyáis lo que tenemos; defended lo que se nos ha dado!... ¿Es que no se enfrentan, en cierto grado, también entre nosotros, el relativismo de una ciencia de las religiones que corresponde a la inteligencia, pero deja vacíos los corazones, y el estrecho ghetto de una ortodoxia, que a menudo no sospecha lo ineficaz que es entre los hombres y que, en todo caso, se hace a sí misma tanto más ineficaz cuanto con mayor obsesión defiende su propia causa? Es evidente que así no puede realizarse la renovación de la Iglesia" (pp. 307-310).

 

Las palabras que acabo de copiar (aunque los subrayados son míos)  proceden del libro EL NUEVO PUEBLO DE DIOS de Joseph Ratzinger.

En 1969 el teólogo Ratzinger escribió  ese libro que fascinó a muchos por la claridad y  libertad con que hablaba. ¿Qué hará ahora que es Papa? ¿Habremos de temblar…?

Francisco Asensi 

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