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Antonio Duato Teólogo y moderador de ATRIO COMENTARIOS |
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1. De José Manuel Ruiz Marcos. Alemania. 11-7-2005 No sé si Kiko Argüello será algún día canonizable, pero me extraña ver en la lista, como posible y con interrogaciones, el nombre de Marcial Maciel. Lo creo ya imposible. Este hombre tiene todo un historial de crímenes sexuales que están siendo ventilados por los medios en México y no puedo creer que la Iglesia oficial osara desprestigiarse proponiéndolo. Benedicto se dará por satisfecho si el escándalo no pasa a mayores.- La publicación de sus fechorías está logrando que en México., en EE.UU., en Irlanda y en España surjan continuamente otras víctimas que se atreven ahora a hablar. Después de la muerte de Juan Pablo hay un gran silencio en Roma en torno a este nombre. Creo que el citarle como hipotético canonizable es un pequeño lunar sobre el rostro de ese análisis tan bien hecho y que tantas luces da. Tal vez tiene la falta de este análisis de ser demasiado perfecto, de meterse a veces demasiado en detalles. No es que vaya a ser todo así, pero Duato nos marca direcciones, coordenadas, dentro de las cuales uno puede ir colocando sus propios pensamientos, que es a lo que él invita. Lo hace exponiéndose mucho, y hay que agradecérselo porque nos hace pensar. Sacarnos de la apatía, pensar, tanto aprobando como disintiendo, es lo que el autor parece buscar
(POST SCRIPTUM: ¿¿¿Qué sucedería si en el Vaticano no hubiera habido en realidad un plan político tan coherente ni antes ni después del Cónclave…y Benedicto y sus curiales encontraran magnífico, lógico y excelente el plan de Atrio (que se elaborará entre todos tras lo expuesto por Duato) y se lanzaran a ponerlo en práctica???)
2. De Julián Díaz Lucio. Cáceres. 11-7-2005 OBEDIENCIA ACTIVA Ante el impasse de la Iglesia oficial en estos momentos, o ante la situación de hibernación en que nos encontramos, no veo otra salida que trabajar desde las bases en un movimiento que yo llamaría de obediencia activa, o como ha dicho Casaldáliga, de”rebelde fidelidad”. No se trata de rebeldía, sino de fidelidad a lo esencial del evangelio, al mensaje de Jesús de Nazaret y a la tradición de la primitiva Iglesia. Sería un movimiento de exigencia en profundidad tanto teórica como de praxis personal y pastoral. De profundidad teórica: Se trata de traducir lo fundamental del mensaje cristiano a la mentalidad y las culturas del hombre de hoy. Y esto tanto a nivel bíblico como de los dogmas con sus historias correspondientes, para descubrir, más allá de las circunstancias históricas donde nacieron, lo esencial de lo que se quiso decir en un momento determinado. Igual que se ha hecho y se continua haciendo a nivel bíblico, se debería hacer con la historia de los dogmas. Repito, no se trataría de quitar nada, sino de aquilatar lo que realmente se quiso decir como mensaje permanente, más allá del lenguaje concreto de la época y las circunstancias históricas del ambiente cultural donde nacieron. Es importante y necesario un esfuerzo crítico para descubrir la verdad objetiva de lo que se quiso decir, tratando de separar los elementos culturales de la época, tanto a nivel de lenguaje como de concepciones filosóficas o culturales que eran sólo el ropaje externo del nudo del mensaje. Los mismos documentos del Concilio Vaticano II, del Catecismo de la Iglesia Católica y de las mismas encíclicas, toman textos de santos o de la misma Escritura tergiversándolos, interpretándolos en una forma que no era el sentido global en que estaban escritos, sino que eran más bien, interpretaciones culturales que tenían detrás una cultura y una filosofía concretas, a través de las cuales se sacaron como inamovibles verdades que son únicamente opinables dentro del contexto cultural de nuestra época. Podemos aducir algunos ejemplos:
La praxis personal: Es necesario que nuestra conducta personal no contradiga a aquello que queremos que se viva con veracidad en la Iglesia como Institución. Es una exigencia para llegar a lo más profundo del evangelio de una manera vital, al menos como deseo y como ideal, porque a la perfección nadie lo ha vivido ni se va a vivir. Tenemos nuestras deficiencia y las vamos a tener. Pero no podemos exigir a la Iglesia Institución que viva y deje vivir unos valores, si luego nosotros no estamos dispuestos a esforzarnos por vivirlos. Hace ya muchos años le oí decir al P. Llanos que nadie tiene derecho a criticar ni un milímetro más allá de aquello que está dispuestos a realizar. La praxis pastoral: La cual supone una correcta y actualizada teología sobre Dios, Jesucristo, la Iglesia, los sacramentos, el laicado... Sin esta actualización y profundización la práctica pastoral caerá, como de hecho ha caído en muchos casos, en puras prácticas rituales, muchas veces fundamentalistas, milagreras, desencarnadas de la realidad, y que no dan respuesta y sentido a los grandes interrogantes del hombre de hoy. Son prácticas pastorales que repelen y no atraen. Tengamos en cuenta que siempre detrás de toda práctica pastoral hay, consciente o inconscientemente, una teología con una concepciones concretas de Dios, Jesucristo, la Iglesia, el papel del laicado, la mujer, etc. etc.¿Qué prácticas pastorales concretas? No se trata de dar recetas, no las hay. Pero sí hay que intentar buscar las grandes líneas de actuación, y con proyección de un largo tiempo, que puedan ser significativas y efectivas. Quizá los instrumentos pastorales concretos podrán tener diversos nombres como Parroquias, Comunidades o Movimientos apostólicos, pero que, desde lo más hondo de los proyectos pastorales, haya unas líneas comunes que después se pueden ir adaptando, según los diversos ambientes donde se desarrollen, o según los distintos carismas de los agentes pastorales que los promocionen. Yo señalaría las siguientes líneas pastorales básicas:
En proceso continuo. Estas líneas de vivencia, de profundización y actuación, no son algo hecho de una vez para siempre, sino algo en que se debe trabajar continuamente, es un proceso nunca acabado. Pararse es retroceder a posiciones anquilosadas con peligro de tomar como inamovibles, cosas o aspectos que no lo son tanto. Todo anquilosamiento de posturas políticas, educativas y religiosas tiene lugar por tomar por absolutos aspectos que son secundarios. Por eso la Iglesia semper reformanda, porque el polvo de la historia se ha ido pegando al ser mismo de ella y la ha ido empañando o deformando. Pero esto exige que también a nivel individual y de grupos tengamos la misma exigencia de reforma personal y constante (conversión) que pedimos a la Iglesia Institución. Constancia esperanzadora. Sólo la constancia hace milagros. Pensemos en algunos grandes testigos de la historia, tanto a nivel político como de fe cristiana, que con su perseverancia fueron reconocidos como testigos de una utopía valida: Gandhi, Nelson Mandela, De Lubac, Congar... Sólo la constancia analítica y de compromiso, en actitudes de pobreza y provisionalidad (todo es provisional, también nuestras opiniones) harán avanzar la historia en todos los aspectos. Es un tarea inmensa, difícil y arriesgada, pero apasionante para los que creemos en la utopía del Reino. Y desde el análisis crítico y la fe iluminadora, habrá que seguir avanzando en una obediencia activa o, como dice Casaldáliga, en una rebelde fidelidad.
3. De Txomin Bereciartua. Bilbao. 11-7-2005 Hola Antonio. Te envío algo que soñé la última vez que estuve en Roma. Pero antes de que la leas te diré que yo pienso que este Papa intentará terminar la labor del anterior, pero sacará adelante un mayor acercamiento entre Iglesias cristianas y hará cambios en la Curia. Por lo demás, esperemos al siguiente. Txomin.
Esta es la visión con que recé el Padre Nuestro ante la tumba de Pedro. Tardará en fraguarse la vuelta al Evangelio que inició el Concilio, pero es inevitable. Llegará el momento en que el Papa cederá sus actuales poderes de Monarca absoluto, convirtiéndose en Hombre Notable cuyo consejo es apreciado. De Obispo del Mundo y Vicario de Cristo pasará a ser el Obispo de Roma, Vicario de Pedro, que hace la comunión de todas las Iglesias cristianas del mundo entero. Dejará de ser Santo Padre y se convertirá en un Hombre santo, siempre al servicio de la Humanidad y en diálogo con todas las Religiones del mundo y con el mundo de la Ciencia. Y convocará al todos sus hermanos los cristianos del mundo entero. Signo externo de este cambio será una noticia que conmoverá el mundo. Todos los grandes Monumentos eclesiásticos de Roma, incluido el Vaticano, serán donados a una gran Fundación de la Humanidad administrada por las Naciones Unidas y, como consecuencia, el Papa pasará a vivir en un casa modesta y sus actuales “Dicasterios” funcionarán con otro nombre más sencillo en un edificio de oficinas. Cristianos de hoy, en equipo con hombres y mujeres que inician la tarea de la evangelización de las gentes que les rodean sin esperar iniciativas oficiales. Al fin y al cabo, todos somos Iglesia. Además, casi siempre han empezado en todas partes los cambios desde abajo, desde la base. Abiertos a todos. Esto facilita el acercamiento ya que no arrastra una imagen de Iglesia institucional, hoy tan poco atractiva para tantos, y evita obligaciones de ajustarse a directivas y condicionamientos. Con un acercamiento cercano y cálido, sin grandes pretensiones, en el que todos nos sintamos cerca, charlando, poniendo en común noticias, temas y preocupaciones. Siempre liberadores, siempre al servicio de la persona. Somos para todos y en diálogo con todas las personas, sus culturas y religiones, ya que todas ellas son camino hacia Dios. También con quienes no se acercan o porque están muy alejados o no tienen voz., también ellos están cerca de Dios a quien sin darse cuenta buscan. Nada humano debe ser ajeno a nosotros. “Fermento en la masa”. Sin adoctrinamientos ni proselitismos, sin condenas, ni rupturas, como lo hizo el Maestro tras su resurrección cuando se hizo el encontradizo con “los dos Emaús”. Con la “paciencia de Dios”. Estamos en tiempo de cambio e incertidumbre, en el corazón de la noche, ya llegará el día. "Sabemos de quién nos fiamos". En esta nueva era hay muchos cristianos sin iglesia, muchos que toman caminos hacia Dios que no pasan por religiones establecidas. Místicos, que leemos la Nueva Noticia de Jesús con ojos nuevos. Descubramos la nueva visión del cuerpo liberándonos del peso de Agustín. Agradezcamos al pensamiento moderno la liberación de Dios. Despertemos del sueño, seamos alegres y que nuestra alegría ilumine el mundo. Redescubramos los ritos de pasaje inventando signos de la Creación, transformando los Sacramentos en signos de la Salvación ya alcanzada. Redescubrir la belleza, el sentimiento, la expresión sagrada. Recrear y actualizar nuestro lenguaje y mundo simbólico. txomin@noviasalcedo.es
4. De Salvador del Molino. Tanzania. 12-7-2005 ¡Sobrecogedor! Lo único que nos queda es la esperanza de que “Alguien” desbarate “sus planes” Hubo una transición en España, no obstante el Jefe del Estado había dejado todo “atado y bien atado”, que según dijo Gil Robles, nada de atado, que “encadenado y bien encadenado, pero se rompió algún eslabón de la cadena Cuando Lenin murió hubo un Kruchiev que empezó a revolver en el cieno hasta que salieron los cadáveres de los armarios. El golpe de gracia lo dio el señor Mihail Gorbachov que consiguió remover el muro de Berlín… Seguramente caerá un día la preponderancia de los estados que quieren enseñar a otros países a ser democráticos como ellos con la fuerza. Seguramente llegaremos a ver a las Naciones Unidas que se liberan del garrote vil de las multinacionales… ¿Cuándo? No me atrevo a profetizar tiempos, me atrevo a leer los tiempos… Sobre todo ahora que quien dirige el cotarro son los señores de la Obra, fuertes y bien abigarrados, fundados “en la roca”… “pero torres más altas han caído…” cantábamos de pequeños cogidos en las redes del fascismo… Seguro que caerán también ellos, yo no tengo prisa en verles caer precisamente porque estoy seguro que así será. No me preocupan, porque además son marionetas que se mueven según el viento que sopla y aunque actualmente parecen que se tragan el mundo, algún día se van a encontrar con “un puñado de moscas”. De momento veo que “sus iglesias” están vacías. Cada vez veo menos gente asistir a sus “grandes ceremonias” y aunque en África todavía hay quien asiste a las misas dominicales que siguen sus consignas, espera a que empiecen abrir discotecas y verás como se van vaciando también. De momento muchos cristianos van a misa el domingo porque no sabrían que hacer, en Europa donde pasan la noche de juerga no saben lo que es ir a misa, llegará el momento en que no les llame la atención la “mercancía que les ofrecemos” y no vendrán a misa. Uno de los pocos librepensadores que existieron en los comienzos de la Iglesia, o mejor dicho de las comunidades cristianas, dijo a sus enconados correligionarios: “Si es obra de los hombres, caerá por sí misma, si es Obra de Dios (no confundir con la traducción latina de esta expresión, que no tiene nada que ver con ella, por favor) es inútil que nos opongamos porque seguirá adelante”. No hace falta que os diga dónde se encuentra esta expresión de Gamaliel. Y, termino: qué pena que no se hable, en ese bendito plan estratégico de una acción social de la iglesia, de las minorías de grupos comprometidos con Justicia y Paz, de los humildes curas de pueblo que se dedican a llevar alegría a los jubilados… y tantos así. Eso es Iglesia, por lo menos para mí, lo demás fanfarrias que no me interesan, ¡con su pan se lo coman!
5. De Pilar García Lombardero. Madrid. 13-7-2005 En primer lugar agradecer la deferencia de enviarme el artículo e invitarnos a hacer nuestro comentario. Durante su lectura y ya finalizada la misma una pregunta se iba formando de un modo intenso en mi interior, Y DONDE ESTÁ EL AMOR, dónde está el "Amaos lo unos a los otros como yo os he amado"?, dónde están Jesús el Galileo, 'Il Poverino di Assisi', la Madre Teresa, Juan de la Cruz y tantos otros como ellos. No parecen encajar demasiado bién en todas esas estrategias, es muy deprimente comprobar cada día que la supuesta Iglesia de Cristo se ha convertido en un Supermercado multinacional de politiqueos, búsqueda de poder y materialismo genuino, sostenida a duras penas por unos humildes y admirables curas y monjas que sí llevan El Mensaje a las gentes como Apóstoles del S.XXI. Hace años que 'voy por libre' porque me sobran los dogmas, las normas, las prohibiciones, Jesús ya nos ha orientado hace 2l siglos diciendo que todos los mandamientos se encierran en dos: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo. Ya está dicho, AMAR, amar y confiar porque el Todopoderoso nos provee de todo como hace con su Creación de la cual somos uno más. Y eso lo SE desde que a los 6 años mi cuerpo se moría a causa de una infección mientras yo experimentaba La Libertad y El Amor más indescriptibles, mientras yo sabía que la muerte no existe, mientras recuperaba mis orígenes formando parte de ese estado de Luz que todo lo colma con un Amor infinito. Sé que El es Amor, sé que yo también lo soy y eso me basta.¿Porqué os afanáis si las aves ni siembran, ni hilan ni cosechan y nuestro Padre las alimenta ?, el sol sale cada día para todos, el agua llueve para todos sin distinguir entre 'buenos' y 'malos', todos somos hijos de un mismo Padre. Por eso llegó un momento en mi vida que ya no me sentí representada por la Iglesia Católica y soy una Cristiana libre ya que el mensaje de Cristo es lo suficientemente claro y sencillo como para permitir la falta de intérpretes. El era un ser extraordinario, Dios o no, eso no me importa, mejor que no así estará más cercano psicológicamente, y hablaba para las gentes de las calles y los caminos con palabras que podían entender siendo incluso analfabetos. El lenguaje del Amor y la Libertad lo entiende cualquier ser humano, lo entienden incluso los animales y plantas y el Planeta Tierra al completo cuyo origen ha sido un acto de Amor y Libertad del Ser Supremo. Esto lo ha comprendido Francisco de Asís y estuvo perseguido por la "santa" Inquisición y ahora a nosotros se nos llama herejes poseídos por Satanás. Pues si a esa Luz de infinito Amor y Libertad se le llama Satanás, él es quien me sostiene, él es quién sostiene todo lo creado. Ustedes deciden, yo ya lo he hecho. 6. De María Ángeles Navarro. Madrid. 14-7-2005 A mí me cuesta trabajo creer que exista un "plan estratégico" de la Iglesia. No porque niegue los síntomas, por otra parte evidentes, sino porque, frente a esa apariencia "monolítica" que -al exterior- da la Iglesia católica, al interior la impresión es más bien de caos. A mí me parece más bien una "huida hacia adelante" y a la desesperada (cosa que, por otra parte, no es nueva). En primer lugar, eso de "ver, juzgar y actuar" está muy bien, pero para la teología de la liberación (el otro día me enteré que también lo enseñaban hace años en la Acción Católica). Pero, salvo honrosas excepciones, yo nunca he visto que sea aplicado en la Iglesia. La Iglesia no ve, ni quiere ver nada. Tampoco actúa, se moviliza para reprimir la más mínima actuación, que es diferente (entre otras cosas porque acompañar el trabajo de los demás da un trabajo extra no remunerado). Juzgar sí, a eso dedican todo su empeño. Pero se hace desde arriba, desde unos principios que se pretenden atemporales y eternos. Respecto a los criterios "empresariales" que el artículo dice se están empleando... no me caben en la cabeza. Si la Iglesia funcionara como una empresa, se hubiera hecho una reestructuración hace tiempo. Con un sistema de "prejubilaciones" anticipadas (disfrazadas convenientemente). Porque el 80% o más de los trabajadores de esta "empresa" son un lastre. Que conste que no estoy hablando con criterios ideológicos, sino estrictamente empresariales. Unas gentes que saben que su sueldo -aunque modesto- lo tienen asegurado... trabajen o no. Ahora bien, el hecho de negar un "plan estratégico" no significa que algunas cosas no sean claramente intencionadas. Concretamente, el empeño por la enseñanza "obligatoria" (aunque aparentemente voluntaria) de la religión tiene una intencionalidad manifiesta. Se trata de "reclutar" adeptos que tengan un vago sentimiento de pertenencia y una nula formación. Esto es lo primero que se me ocurre leyendo el texto. No pretendo ser exhaustiva y tampoco pretendo tener razón. Y, desde luego, no se me ocurre ninguna solución. Las soluciones en la Iglesia católica nunca han venido del sacrificio heroico de los verdaderos creyentes (con una vida siempre demasiado corta y con unos seguidores demasiado acomodaticios), sino de la historia. Eso sí, la historia tiene sus propios caminos y la Iglesia, cada vez más, es como una barca en medio de una tormenta: lo que importa no es la dirección, sino mantenerse a flote.
7. De Tomás Maza Ruiz. Madrid. 25-7-2005 Amigo Duato: Cuando leí su artículo "Un plan estratégico para la Iglesia Católica" estaba leyendo el magnífico libro de Giancarlo Zizola, traducido por Vd. y que me ha aportado nuevos matices sobre la compleja personalidad del papa Juan Pablo II y también me ha informado detalladamente sobre las numerosas "patatas calientes" que dicho papa ha dejado a su sucesor. No quise enviar comentarios a su artículo hasta haber acabado el libro, porque creo que ambos trabajos son complementarios. No tengo los conocimientos suficientes de la política vaticana para saber si existían esos planes estratégicos de los cardenales Ratzinger y Ruini. Si ello es cierto no cabe duda de que han conseguido (de momento, espero) sus objetivos con la designación del primero como sucesor del papa Wojtyla. Lo que sí considero es que la decisión adoptada en el Cónclave es una huida hacia adelante, un esconder la cabeza debajo del ala para no ver los acuciantes problemas de la cristiandad y centrarse sólo en el interés político de la curia eclesial. Es seguir la política de cristiandad del anterior papa, pero sin los destellos proféticos de Juan Pablo II, que tan bien se describen en el libro de Zizola. Es cierto que estos impulsos proféticos luego no tenían concreción en los hechos, ya sea porque el entorno curial se encargaba de desactivarlos o por la misma personalidad contradictoria del papa Wojtyla. Por ejemplo su lucha por evitar la guerra de Irak, no impidió que pocos meses más tarde recibiera en Madrid a uno de los principales promotores de esta guerra, el señor Aznar con toda su familia, sin que aprovechara la ocasión para reprenderle públicamente como hizo con Ernesto Cardenal en Nicaragua. Tampoco las reuniones de Asís, la visita a la sinagoga de Roma o las reuniones con representantes de otras religiones le impidió suscribir el documento de Ratzinger "Domini Iesus" que desactivaba todo el movimiento de diálogo religiosa al volver, aunque de forma sinuosa, a la antigua doctrina del concilio de Florencia de que "fuera de la Iglesia no hay salvación". Desgraciadamente ahora creo que ya no va a haber estas contradicciones porque estando el papado en poder del guardián de la ortodoxia no habrá ya profetismo papal, no ya el de Juan XXIII sino ni siquiera el cambiante y contradictorio de Juan Pablo II. Ha llegado el momento de la ley, el orden y la obediencia. Ojalá me equivoque, pero lo que ha significado Ratzinger en su cargo de inquisidor para los teólogos, obispos, curas y pueblo cristiano no me hace alimentar ilusiones. Claro que la Iglesia no es el papa, ni la curia, ni los obispos, ni los curas, es algo más, mucho más. Es una masa de cristianos, en parte amorfa y sin criterios, pero también cada vez crece más el número de cristianos lúcidos y responsables que se cuestionan este modelo de Iglesia. Esto lo siento cuando leo los artículos de Atrio, de Eclesalia, de Servicios koinonia, de los periódicos Alandar, Exodo, Utopia y tantos otros. Y también son Iglesia las comunidades cristianas pobres de Africa, América Latina y de otros lugares que dan testimonio de Jesús en circunstancias difíciles y a veces con riesgo de su propia vida. En esta Iglesia es en la que creo y espero. La huida hacia adelante está abocada al fracaso. Si la cúpula eclesial persiste en su actitud suicida pronto se convertirá en sal que no sala, destinada a ser pisoteada por los hombres. Pero cuando se hunda esta superestructura eclesiástica continuará existiendo la Iglesia de los pobres y los sencillos. En ellos está mi esperanza. 8. De Celso Alcaina. Madrid. 4-8-2005 A primeros de junio del presente año me pasé diez días en Roma. Visité lugares, edificios, personas, "personalidades", incluidos algunos Cardenales que en su día fueron mis colegas curiales. Casi olvidados/as. Preferí alojarme en el Colegio del Mascherone (Piazza Farnese) que me había recibido el primer año de mis estudios romanos, antes de que encontrara plaza en el Español. El edifico, los religiosos, el ambiente, las comidas, el horario, las rutinas. Todo igual a los años 60. Menos el color de los alumnos. Unos cuarenta, entre negros africanos o amarillos asiáticos. Ni uno europeo o americano. Charlé "a lungo" con varios de ellos. Simpáticos. Los más frecuentaban la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. ¿Habíais oído ese nombre? Yo no. Confesé mi ignorancia. Me lo explicaron. Es la Universidad del Opus Dei: "Della Santa Croce". Hace 15 años fue erigida Pontificia. He averiguado cómo aquellos sudaneses, congoleses, nigerianos, tanzanos o filipinos se convirtieron en quasi europeos de sotana o clergyman y habían adquirido modales de quasi obispos. El Opus les ha sacado de sus chozas y les cubre todos los gastos, absolutamente todos. Ha sido "obra de Dios" el sacarles de la miseria y precipitarles en la increíble abundancia del primer mundo. Tienen por delante un futuro jerárquico. Algunos daban por seguro que llegarían bien pronto a obispos. Imbuidos como están de un espíritu apostólico-romano, de una formación dogmática sin fisuras y de unos conocimientos canónicos entroncados en el Tridentino y en el Vaticano I, serán la sal de la tierra seca, de la clase habrienta, de la humanidad moribunda. Se codearán con los ´Ngemas, los Mobutus, los Ratsinakas y con tantos otros mandarines, también con los Sodanos y los Ruinis. Tocados de mitra, ejercitarán sobre sus "fieles" la caridad cristiana, repartirán bendiciones y leche de Cruz Roja, y provocarán la envidia de los que nunca han podido salir de su aldea. Justo, vocaciones auténticas. Las de hoy. ¿Las de siempre? Celso Alcaina celsoalc@telefonica.net 9. De Juan Luis Herrero del Pozo: 31-8-2005 No puedo entrar hoy en el tema de fondo que expone Silvio Ferrari de la diferencia de estrategia entre Ratzinger y Ruini, coincidentes ambos en el análisis de la situación y en la teología. Algo se parecen ambas extrategias a la controversia de los años 60 entre Danielou y Congar. Pero el trasfondo teológico es bastante diferente. Personalmente me alineé con Congar contra Daniélou (en una Semana misional de Burgos de no sé que año) pero hoy no puedo estar ni con Ratzinger ni con Ruini: no coincido en nada con su idea de iglesia, religión, etc. Pero tampoco voy de acuerdo con Salvador del Molino de postura, en apariencia, tan sensata y evangélica: "quien dirige la historia es Dios que manda su Espíritu para recrear las cosas...". Pues no, mi buen amigo. El Espíritu no sopla donde quiere sino donde le dejan ¡Vaya si no, la faena que nos ha hecho con el papa Ratzinger o la que hizo en el pasado con el papa Borgia! También tu posición pragmática que no pretende ser burlona (¡aunque me suenan mucho esa sal gruesa y esos aires de misionero "broussard" bastante antiintelectual que conocí en Africa en más de un antiguo compañero!), tu pragmatismo, digo, encierra también una determinada teología: la de un Dios mágico que dirige la historia. No, la historia nos la tenemos que "currar" nosotros y el Espíritu no nos va a sacar las castañas del fuego. Intenta ver si a golpe de oración podemos conseguir la "pobreza cero". En una palabra, Ratzinger y Ruini estiman indispensable salvar a la Iglesia, con diferentes estrategias, claro. Tú te quedarías con la estrategia del Espíritu. Yo no creo que la iglesia sea ningún absoluto que sea preciso salvar a toda costa. Y por esa razón cuanto peor lo haga esta institución, antes implosionará. Condición indispensable, a mi modesto entender, para recuperar al Liberador y su liberación. !Cristo no resucitará más que de la tumba de la iglesia! dicen que dijo el teólogo Tillich. Con todo afecto Juan Luis Herrero del Pozo herrero.pozo.@telefonica.net 10. De Josep Castelló Ríos: 28-9-2005 En tanto que agnóstico de a pie, educado religiosa y moralmente cristiano en aquellos años gloriosos del nacionalcatolicismo, cuando clero y gobierno pregonaban al unísono que «ser español y ser católico es lo más grande que se puede ser en el mundo» y casi un visado para el Cielo, veo con estupor los esfuerzos de la jerarquía católica por frenar la evolución del pensamiento de quienes aun disintiendo de la doctrina oficial se sienten afectados por ella, bien porque pertenecen a la clerecía o bien porque se sienten parte de esa entidad tan polimorfa como es la Iglesia Católica. Posiblemente mi interés por lo que acontece en ese mundo religioso católico, al cual en absoluto me siento vinculado, lo motiva aquello de «quien tuvo, retuvo», ya que el atropello mental de aquella educación católica difícilmente puede ser eliminado del inconsciente, lo cual explica de forma bastante convincente tanto el fanatismo religioso actual como el rechazo tan absoluto que manifiesta la mayor parte de la sociedad. Pero también me motiva el convencimiento de que nuestra civilización occidental adolece de una gran falta de espiritualidad desde que tiempo ha, al rechazar una religión a todas luces inaceptable, «arrojó el niño con el agua del baño», como suele decirse, y con lo malo de las religión suprimió también lo que de bueno tiene. Por causas diversas entre las que no cabe descartar el descrédito religioso que el torpe egoísmo de la jerarquía eclesiástica mereció ya en su día, hoy nuestra sociedad vive inmersa en el más absoluto materialismo y está abocada hacia una deshumanización altamente preocupante. A nadie se le oculta que el capitalismo neoliberal imperante ha impuesto el darvinismo humano y la sistemática y descontrolada destrucción del planeta Tierra, lo cual es una seria amenaza para esta gran familia que somos la Humanidad. En mi opinión y en muchas otras más acreditadas que la mía, en la esencia de las tradiciones religiosas hay un caudal de sabiduría que puede contribuir a potenciar la dimensión espiritual de las personas. Hace falta tan sólo usarlo debidamente y desligarlo de los intereses espurios que persiguen algunas instituciones religiosas, entre las cuales se halla, a mi ver, una buena parte de la Iglesia Católica. Me parece obvio que nuestro mundo actual no acepta el pensamiento mágico y que descarta el intervencionismo divino. Y por más que lo esotérico no haya desaparecido totalmente y lo de «haberlas, haylas» siga teniendo todavía alguna vigencia, el pensamiento de nuestra sociedad está impregnado de positivismo. Aunque mal, hoy piensan científicamente hasta los más zoquetes. Ante esta realidad evidente, a quienes no participamos de creencias religiosas nos resulta difícil entender ese empeño que demuestra la jerarquía católica por mantener ese cristianismo ancestral que predica, el cual es inaceptable por la sociedad no creyente actual y contribuye a ahondar ese profundo abismo que sin lugar a dudas hay entre el mundo sagrado y el profano. No obstante, parece razonable pensar que algo tendrá en la cabeza la jerarquía católica al optar por esa estrategia zoológica, de entre avestruz y cangrejo, que viene desarrollando desde la muerte del papa Juan XXIII, pero cada día se hace más evidente que está en un callejón sin salida. La sociedad laica es cada vez más materialista, y la religiosa cada vez más fundamentalista. Personalmente desearía encontrar en los responsables de esa institución una idea espiritual más antropológica, más avanzada científicamente, más acorde con la forma de pensar del siglo XXI. Bien llevada, esa actitud no tiene por qué invalidar la esencia del cristianismo sino que a buen seguro serviría para hacerla asequible a una infinidad de personas que, ansiosas de espiritualidad, encontrarían un modo de acercarse a esa gran utopía que es la vida cristiana. Posiblemente mi deseo exigiría poner por delante de cualquier interés institucional o corporativo esa búsqueda del «Reino de Dios y su justicia» que si no recuerdo mal recomiendan los Evangelios. Ello implica una clara apuesta por el bien común con renuncia al beneficio propio, puesto que exige abrir el corazón y el pensamiento a aportaciones espirituales propias de otras tradiciones religiosas y aun humanistas, algo verdaderamente difícil para una mentalidad eclesiástica. Para ser sincero tengo que manifestar que siento una total indiferencia por todas las maniobras estratégicas que pueda desarrollar la jerarquía católica, y me sumo a la opinión de quienes creen conveniente la desaparición de esa institución que tanto dolor moral y físico ha causado en el mundo a lo largo de los siglos y que hoy como ayer sigue anteponiendo sus intereses a cualquier otra consideración humana. Josep Castelló Ríos pepcastello@ya.com
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