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EL ULTIMO TRABAJO DE MONSEÑOR MARCHETTO:

DESARMAR LA OBRA DE ALBERIGO Y EL CONCILIO

 

32905. ROMA-ADISTA

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El objetivo contra el cual lanza sus flechas es sobre todo La Historia del Concilio Vaticano II, dirigida por el profesor Giuseppe Alberigo, repitiendo sus críticas y polémicas expresadas diversas veces; pero, tal vez, el objetivo de monseñor Agostino Marchetto y de cuantos los apoyan es en realidad una reevaluación del Concilio mismo, con el objetivo de minimizar las “novedades”.

Il Concilio Ecumnico Vaticano II. Contrappunto per la sua storia (Libreria Editrice Vaticana, 2005, pp. 406, _ 35,00): así se titula la última obra de Marchetto, prelado ex funcionario del servicio diplomático de la Santa Sede, y ahora secretario del Pontificio Consejo de la pastoral para los migrantes. De los 52 estudios recopilados en el tomo, sólo seis son inéditos; los otros fueron ya han sido publicados, en particular en revistas científicas de universidades pontificias y en el periódico vaticano L’Osservatore Romano.

Casi todos los estudios ya publicados examinaban libros sobre el Concilio, intentando analizarlos detalladamente y, sobre todo, polemizando con aquellas obras que, según Marchetto, interpretaban mal el Vaticano II (en sustancia, porque acusaban a la Curia romana de haberlo hundido poco a poco). Pero la parte más importante del trabajo de monseñor punta a contrastar y a desarmar la obra de Alberigo, una poderosa Historia en cinco tomos escrita no sólo por el dirigente del Centro de documentación-Instituto para las ciencias religiosas de Bolonia sino, en conjunto, por unos treinta ilustres estudiosos de todo el mundo. ¿Por qué un ataque semejante? Porque “de hecho, aquel grupo de estudiosos de Bolonia, encabezado por el profesor Alberigo, casi logró monopolizar e imponer una interpretación “decentrada”, especialmente gracias a la publicación de una Historia del Concilio Vaticano II. Es suficiente decir, para relevar la amplitud de la influencia y las posibilidades financieras de la “sociedad” considerada – además de sus altas “protecciones” – que están en programa traducciones en francés, inglés, español, alemán y portugués...” La situación, nota Marchetto, “es grave”. En efecto “sigue flotando en la Historia un elemento que definimos ‘ideológico’, desde el principio, y que se expresa también en animadversión injustificada y no científica contra personajes de la minoría conciliar, elemento que llega a considerar como ‘verdadero’ Concilio Vaticano II el de Juan XXIII, considerado ‘innovador’ y ‘progresista’ (y dicha ‘asamblea sinodal’ es ‘impulsada’ hasta alcanzar el inicio de septiembre de 1964), más que el otro Concilio, de Pablo VI. En cambio, el magno Sínodo fue, es, uno e indivisible: el Vaticano II. En la misma línea de sujetiva e infundada interpretación, aparece la idea de que dicho Concilio emerge, sí, como “evento”, pero en una visión histórica de novedad, de ruptura con el pasado, y no de continuidad y respeto hacia la Tradición, aunque en su justa ‘actualización’” (p.374).

Estas criticas a la obra de Alberigo son insistentes. Criticas bien acogidas ‘en los altos niveles’, porque L’Osservatore romano – donde el “grupo de Bolonia” no tiene audiencia – las publicó varias veces.

¿Hechos del pasado? No, actualidad: en efecto, el 17 de junio, en Roma, presentando el libro de Marchetto, estaban el cardenal Camillo Ruini, vicario de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana; el ex presidente de la República, Francesco Cossiga; el presidente del Pontificio Comité de ciencias históricas, monseñor Albert Brandmüller; el historiador Andrea Riccardi, fundador de la comunidad de Sant’Egidio. Los cinco relatores – escribió el periódico religioso Avvenire el 19 de junio – estuvieron unánimemente “de acuerdo en reconocer que falta una historia del último Concilio”. El cardenal – sigue el periódico – definió “importante, por cierto” La Historia de Alberigo pero, añadió, “como e broma”, que era “comparable con la historia escrita por el servita Paolo Sarpi sobre el Concilio de Trento, y publicada en Londres en 1619: es decir, una reconstrucción brillante y de parte...”. Y se necesita una historia “en positivo” del último Concilio, insistió Ruini, que rechazó netamente la presentación del Vaticano II como de una cesura, “novedad absoluta, que habría roto con la precedente historia de la Iglesia”.

Avvenire no dio espacio, contextualmente, a alguna replica de Alberigo o de su “grupo”, ni recordó las diferentes apreciaciones que, por su extensión y ponderación, recogió La Historia casi en todas partes; por ello, el lector que no conoce el problema podría considerar que la crítica de Marchetto, hecha propia por Ruini, explique exactamente la “enciclopedia” dirigida por Alberigo y refiera el sentir común de los expertos que la evaluaron. Por ello, el historiador Alberto Melloni, que curó para Italia los cinco tomos publicados por Il Mulino, escribió en el periódico controlado por la CEI una aclaración, publicada el 28 de junio por el periódico:

Avvenire del 19 de junio acreditaba una imprecisión...En efecto, la obra sobre la cual, (con la presentación del libro de Marchetto), se “polemiza” no es obra de una escuela, sino el resultado del trabajo de 27 autores que elaboraron y discutieron las respectivas partes de la historia en 13 años de trabajo. Vale la pena recordar, para complementar las informaciones, que del Comité de la obra formaron parte también muchos otros expertos”.