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CARTA ABIERTA A LOS OBISPOS                                  28-5-2005
 

    Julián Moreno Mestre

Estimados Obispos:

 

He leído la Nota del comité ejecutivo de la CEE, titulada: “Acerca de la objeción de conciencia ante una ley radicalmente injusta que corrompe la institución del matrimonio y tras su lectura decidí enviar una nueva carta de protesta. Paso a explicarles mi disconformidad y a señalarles los puntos discordantes. Sabemos que como pastores “del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo” (1 Pe 5, 2) comprenderan que acuda a Uds. Invitandoles a hacer una relectura del documento que creo que se escribió corriendo y con falta de contenidos correctos.

 

En primer lugar, el matrimonio entre personas homosexuales no destruye la indisoluble unión matrimonial entre heterosexuales, o más que indisoluble, la de por vida por la que opta la mayoría de los matrimonios de este país. Desde el derecho Romano, e incluso antes, se plantea la unión matrimonial como un contrato unitivo entre un hombre y una mujer, si bien casos aislados en el mismo derecho nos abren la posibilidad a matrimonios de diversos tipos y que a los que Vds. pretenden negar su historicidad. Así Cicerón nos presenta la relación del joven Curio con otro hombre, como un matrimonio; Nerón se caso dos veces con hombres, el ultimo de ellos Esporo, estuvo a su lado cuando murió. También podriamos hablar, reconociendolo incluso la Iglesia de matrimonios desiguales, por ejemplo el de Agustín de Hipona y la madre de su hijo Adeodato que pertenecian a distinta clase social, y era una especie de matrimonio de segunda clase.

 

La unión matrimonial de personas homosexuales se plantea como unión de por vida, y también les asistirá una serie de derechos aun no reconocidos después de un tiempo de convivencia. Cierto que el matrimonio homosexual no esta abierto a la procreación, pero en España y en la iglesia no se discrimina a una pareja que quiere casarse y contraer matrimonio y sin embargo no puedan tener hijos, por tanto la frasecita sobra como argumento, pues por causas naturales tanto las parejas estériles como las homosexuales son inocentes de esta injusticia de la naturaleza. También la Iglesia bendice matrimonios de la tercera edad, que lógicamente no están abiertos a la procreación. Lo de educar no pongo en duda que sean capaces de educar a los hijos, y esto lo van a ver ustedes como se equivocan, pues están pasando parejas homosexuales exámenes de idoneidad para la adopción. Y aun asi hoy con el ritmo de separaciones y divorcios, e incluso de nulidades, los hijos pasan por amores y desamores por parte de los conyuges, convirtiendose en algunos casos en objetos de la contienda entre los dos, y llevando a muchos de ellos a una falla psicologica que hará en el futuro las delicias de las minutas de los psicoanalistas.

 

Se habla de negación antropológica, claro, la antropología es una ciencia de lo humano, una variante de la filosofía, en fin, que sus verdades no tienen porque ser eternas, y muchos argumentos pueden someterse al cambio, algo muy distinto de las ciencias de la naturaleza. Por tanto, si puede crearse una antropología entorno a la homosexualidad como fenómeno humano, ¿qué quieren decir con la antropología?. Pues a mi entender lo que ustedes pretenden que sea la antropología, es lo mismo que pretenden que seamos todos y cada uno de nosotros con ustedes, obedientes. Sobre que es una negación antropologica, señores, no nos engañemos, estudios antropologicos de primera categoría, e incluso estudios hechos por parte de misioneros que llegaban a las lejanas tierras de Africa y de América, nos invitan a ver la homosexualidad como un hecho real, e incluso acompañado de un cierto misticismo y religiosidad. Parte de los Chamanes de América eran homosexuales. En los ritos de iniciación de varias tribus, se da y se daba la homosexualidad. Antropológicamente lo que deberia ser correcto enunciar es que la sociedad occidental cristiana, condenó la homosexualidad haciendo de ella un estigma para aquellos que nacian así. De hecho cabe recordar que ese estigma en nuestro pais se manifestó hasta en fechas recientes, en la dictadura, donde muchos homosexuales eran llevados a la carcel por el hecho de serlo, con la connivencia de la jerarquia catolica.

 

Sobre subversión de los principios morales básicos, perdónenme mi insolencia, pero creo que lo más básico de los adagios morales es “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”, o “no les desees lo que tu no desees para ti”, en definitiva buscar tanto el bien propio como el del prójimo. Pero la moral matrimonial no es un principio básico del orden social, es más bien secundario, pero se basa en la idea anterior expuesta. Ahora bien, que un matrimonio sea de homosexuales, no veo por donde perturba el orden social. Claro que ahora que lo pienso por “orden social” podéis entender algo distinto a mi, pero estimados obispos, la sociedad puede tener un orden equivocado o injusto. El “orden social” que promovéis es injusto con las personas homosexuales, por esto me desmarco de su línea. Y ciertamente más cuando los últimos documentos emanados del Vaticano invitan al respeto, aunque no estén de acuerdo con los homosexuales.

 

Sobre el termino ley injusta ya me dirán para quien es injusta. ¿Para los matrimonios cristianos? No les va a afectar en nada. Los matrimonios cristianos seguirán siendo eso, matrimonios cristianos, y los que son heterosexuales y por lo civil tampoco les va a afectar. No se recorta privilegios al matrimonio, no se le suben impuestos, no se le hace nada, más que permitir que hombres y mujeres, que sean del mismo sexo, puedan casarse. Si me hablan de injusticia léxica, eso es invento suyo, ¿Cuántas palabras en nuestro idioma significan dos cosas o abarcan varios conceptos? ¿Es injusto que dos palabras tengan dos definiciones o definan dos cosas? Yo no veo injusto que los escorpiones sean también arácnidos, lo mismo no veo injusticia en que las uniones homosexuales se las llame matrimonio.

 

La corrupción de la institución matrimonial, menuda frase. Saben señores obispos, los matrimonios cristianos han estado muchos de ellos corrompidos durante milenios. ¿Cuántas bodas de conveniencia han habido?¿Cuántas personas se han casado sin libertad?¿Cuántas mujeres maltratadas?¿Cuánta marginación de la mujer? Esto señores obispos han sido muchos matrimonios de los de antes, matrimonios sin amor, matrimonios que más que matrimonios eran infiernos o bien jugarretas políticas consentidas por desgracia por la Iglesia. No olvidemos que aun se permite casarse cristianamente a dos personas sin quererse, y que hasta no se ve mal, sino bien. El matrimonio entendido como simple compromiso de dos personas, ese es el gran error. Entre sus filas oí decir al obispo de Alcalá de Henares que iba a casar a religiosos y sacerdotes entre si, para cobrar las pensiones de viudedad, ese es un problema actual, la utilización del matrimonio civil (y católico) como medio para otros fines. Los homosexuales no corromperán el matrimonio, simplemente aquellos que busquen el fin de amarse para siempre, de vivir siempre juntos, harán digno el matrimonio, tal y como hacen montones de matrimonios heterosexuales.

 

¿Dónde daña el bien común social los matrimonios homosexuales? Mil cartas he escrito, y ninguno de ustedes me ha respondido. Siempre usan el argumento de la moneda falsa, ¿Cuándo se darán cuenta que eso no es un argumento sino una comparación? Yo podría compararles a ustedes con los mismísimos sumos sacerdotes que condenaron a nuestro señor Jesucristo, y hasta encajaría muy bien la comparación. Señores obispos, dicen que las comparaciones pueden ser odiosas, y si cualquiera puede comparar a cualquiera con cualquiera, ya me dirán como distinguiremos las cosas buenas comparables con las malas. No se olviden que hasta las ideas de Cristo parecen comparables con el comunismo.

 

Hacen bien en pensar en los menores, pero caramba, piensan en los menores en aquello que a ustedes les conviene. Les pregunto ahora, ¿Cuántas niñas en china se mueren todos los días en los orfanatos?¿Cuántos niños en las calles de Brasil?¿Cuántas criaturas en África tras el abandono o perdida de los padres?¿Cuántas criaturas no conocerán ni un solo padre o ni una sola madre?¿Cuántos no recibirán ni educación? Estimados pastores, basta de pensar en sus esquemas mentales, hay un mundo infantil que muere en los países subdesarrollados. Los matrimonios homosexuales pueden salvarles la vida, pueden darles un hogar y una educación. Si ustedes persisten serán cómplices de una cultura de la muerte, basada no en la tan criticable del aborto, sino basada en conservar cueste lo que cueste. Basta, miren hacia abajo, a oriente, que en occidente tenemos soluciones, no tan buenas como ustedes desean, pero las hay y salvarían vidas.

 

Hablan de leyes verdaderas o falsas en función de la recta razón. Estimados pastores, ¿Qué es la recta razón?¿Su razón quizás?¿Es que ustedes son infalibles? ¿Ustedes proponen como razón recta su opinión o forma de pensar? Hay que ser Dios para juzgar con infalibilidad. Esta ley es aprobada con razones de buena intención y con la respetable conciencia de los políticos. Estimados pastores no invoquen a la razón, porque cuando a ustedes no les gusta la desacreditan.  Les recuerdo que Santo Tomás nos recuerda que el ultimo dictado del hombre es su conciencia. Y que desde ese punto de vista los homosexuales creyendo que actuan en conciencia recta caminaran hacia el matrimonio y si es posible la adopción, y por ello si actuan desde una conciencia recta, aun conociendo los argumentos por Vds expresados, no se les puede achacar pecado. Si acudimos a la llamada Ley natural baste recordarles que según la estudiaron y según escribió sobre ella Tomás de Aquino, también presentaria sus errores y podriamos decir que tambien los votos de castidad irian en contra de la llamada ley natural.

 

Los católicos harán lo que su conciencia diga, votaran a favor o en contra, yo como católico si pudiera votar lo haría a favor. Porque de la misma forma que deseo algo bueno para mi lo deseo para los demás también, son las leyes morales. Por eso apoyo el matrimonio homosexual, por ser bueno para los homosexuales. Hagan el favor de ser coherentes con el evangelio y de desear para los demás lo bueno que tenemos nosotros.

 

Sobre la objeción de conciencia, creo que un político no puede evadirse de cumplir con su obligación política. Si un político no puede desempeñar su cargo, lo que debe hacer es dimitir o delegar. No elegimos a políticos para que se nieguen a cumplir su trabajo. Por otra parte ¿no han aprendido nada del evangelio?, Jesucristo tuvo que lidiar contra aquellos que en sábado se negaban a curar enfermos, o a ayudar al prójimo por estar prohibido, incluso a aquellos que siendo esa su profesión. Pues estimados pastores, pidan la dimisión a todos los funcionarios católicos que no quieran ejercer como tales en dichas bodas, no vaya a ser que un día un médico homosexual no cure a un católico enfermo porque hace objeción de conciencia. Y ustedes hablaban en su nota del orden social, si hasta animan a pervertirlo.

Estimados Obispos, esta es una legislación civil, en la que cabe recordar, no obliga a los eclesiásticos a celebrar ese tipo de casamientos, ni siquiera a muchos de los alcaldes, que podrían delegar en conciencia en otras personas. Por favor, respeto a la dignidad de la conciencia de los homosexuales.

Un saludo

Julián Moreno Mestre.