El CATECISMO
DE LA IGLESIA CATÓLICA dice entre otras cosas:
1.- La
inclinación homosexual es "objetivamente
desordenada".
2.- Las
prácticas homosexuales "son
pecados gravemente contrarios a la castidad".
3.- Su origen
psíquico permanece en gran medida inexplicado.
4.- La Sagrada
Escritura presenta los actos homosexuales como
depravaciones graves
(Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6,10; 1 Tim 1,10).
5.- La
Tradición, como " intrínsecamente
desordenados " (Congregación para la Doctrina de
la Fe, cuyo prefecto a la sazón era Ratzinger).
6.- Son
contrarios a la ley natural.
7.- No proceden
de una verdadera complementariedad afectiva y sexual.
8.-
No pueden recibir aprobación en
ningún caso.
PUNTUALIZACIONES:
*
El
catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense,
Aquilino Polaino Lorente
, católico, apostólico, romano y del Ceu-San Pablo, ha dicho
ante la Cámara Alta de España
que la homosexualidad es una
patología... que los hijos llegan a ser gays o lesbianas porque
tienen un padre hostil, distante, violento o alcohólico,
etc. etc.
*
El
magistrado de la Audiencia Nacional, Javier López Candela, declaró a
la Cadena SER: "Lo
verdaderamente inmoral y lo verdaderamente innatural no es el hecho de
dar validez civil a ese matrimonio. Lo verdaderamente inmoral son las
relaciones sexuales que puede llevar aparejadas ese matrimonio por
personas del mismo sexo".
No hay por qué
escandalizarse. Están en la línea de la Santa Madre Iglesia.
*
Me
extraña que el Catecismo Católico haya omitido (sin duda a sabiendas)
otros textos de la Sagrada Escritura muy ilustrativos. Por ejemplo
éste:
- Levítico 20,13: Si alguien se acuesta con varón, como se hace con
mujer, ambos han
cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre
ellos. (¿También esto es palabra de Dios?)
*
A
partir de 1973, el Manual de diagnóstico y estadística de los
trastornos mentales (DSM) eliminó la
homosexualidad como enfermedad mental. Acorde con
esta clasificación, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) declaró oficialmente que
la homosexualidad no es una
enfermedad y que
«todo individuo tiene derecho de
ejercer su sexualidad mientras sus relaciones sean enriquecedoras y
realicen la personalidad, la comunicación y el amor».
*
Juan XXIII, cuyo aggiornamento tanto
añoramos, dijo que la
Iglesia es madre y maestra. Esto, sin embargo, no
quiere decir que los obispos, ni siquiera el papa, lo sepan todo y
que nunca se equivoquen. ¿Para qué, si no, convocó un Concilio?
Rectificar es de sabios.
En el asunto de los homosexuales (como en casi todas las cuestiones
concernientes a la sexualidad),
la Iglesia Católica erró en el
pasado y continúa haciéndolo en el presente. ¡Pesa
tanto Platón y el angustiado San Agustín...! Pero seamos realistas,
¿cuántos católicos siguen hoy la
Humanae Vitae? ¡Que
levanten la mano! Puede que los del Opus y los Catecumenales... En
estas cuestiones, como en tantas otras de las que el Evangelio de
Jesús no dice absolutamente nada, habrá que acudir a los que
de verdad
son expertos.
Ah, y en caso de
duda, no olvidemos lo más fundamental del menasje cristiano: Jesús
vino a traernos una
buena noticia: la libertad de los hijos de Dios.
No permitamos que nadie ni nada nos amargue la vida.