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FORO DE DEBATE CIUDADANÍA Y SENTIDO     

 

DOCUMENTO ORIGEN DEL DEBATE:  Asignatura de Ciudadanía y Sentido

 

DOCUMENTACIÓN COMPLEMENTARIA: Varios sobre la Religión en la Escuela

 

INTERVENCIONES EN EL FORO SOBRE  CIUDADANÍA Y SENTIDO

Las intervenciones aparecen en orden ascendente por fecha de recepción.

 Para ir a la primera INTERVENCIÓN.

2. 1.06.2005. La asignatura de religion, tiene todos esos componentes que ustedes dicen. Parece que hay mucho interes en quitar de en medio la figura de Jesús. Otra cosa, el cristianismo no es una ideologia,ni teologia, ni filosofia, ni idea, nada de eso es. ¿Todavia no lo habeis descubierto? Saludos.Valle.

1. 30 .03.2005                                                 De Antonio Albarrán, Madrid

 Comparto con los autores de esta propuesta la opción cristiana, la sensibilidad socialista y una buena amistad. Lo que no es obstáculo, sino razón añadida, para manifestar mi discrepancia con las conclusiones finales de su propuesta. Utilizo la numeración de párrafo de su texto, al que trato de confrontarme.

1. Nadie puede discutir que las escuelas tienen una función de formación de sujetos, ni la importancia que tal educación ha tenido siempre y seguirá teniendo en nuestros tiempos. Lo difícil es aceptar que las escuelas deban ser  “... el único lugar de formación y reflexión sistemática sobre la ciudadanía y el sentido”. Hay otras instituciones y espacios en que debe buscarse también la formación en ciudadanía y sentido: la familia, las iglesias, las instituciones culturales y cívicas, los medios de comunicación, etc.  En la escuela hay que iniciar a la dimensión de ciudadanía y de sentido, como hay que iniciar a todas las otras dimensiones (los conocimientos humanos, el conocimiento científico, la comunicación, las artes, etc). Evítese la actitud frecuente del profesor que valora su asignatura como “la principal” del programa, para reclamar el mayor tiempo, la mayor consideración, y el mayor presupuesto. 

2. Una buena manera de interpretar “lo que esconde” la demanda de la asignatura de religión. Tan excelente que hasta los excelentísimos sres. obispos dudarán entre poner cara de sorpresa, de ignorancia o de halago.  ¿Les interesa realmente a nuestros responsables jerárquicos la apertura de la ciudadanía en general a las diferentes dimensiones del sentido, incluso del sentido religioso? ¿Por qué se cultiva tan escasamente en pagos eclesiásticos la historia de las religiones y la fenomenología de la religión? 

La interpretación de los autores de este texto es mucho más noble y profunda. Y en esa zona sería útil que la escuela,  abordando la formación en valores de ciudadanía y de sentido de la vida, abordara la fenomenología y la historia de las religiones, así como las distintas respuestas filosóficas. Modestamente, esa sería la asignatura troncal común, que permitiría convivir y compartir, y hacerse tolerante y respetar este mundo multicultural que nos viene inevitablemente encima. Y esta asignatura de ciudadanía y sentido debería poder ser impartida por profesores creyentes o agnósticos, porque en impartirla con la mayor objetividad posible, habría que poner todo el esfuerzo. 

4. Me parece interesante desglosar el concepto de Cultura, aplicado al ámbito de la ciudadanía y el sentido. Son los valores de la pedagogía que hemos mamado en nuestro itinerario vital. Pero me preocupa que convirtamos este concepto enriquecido en el punto de partida de exigencias difícilmente encajables.   

5.1 Confieso que aquí se incrementa mi nivel de discrepancia.

a)     Por una parte, alargáis casi ad infinitum  el cuerpo de contenidos, y en la práctica equivaldrá a llevar a la escuela los planes de catequesis más elaborados posibles (una profesora de instituto muy cercana, a quien he pasado vuestro texto, me ha comentado espontáneamente tras su lectura que “eso es trasladar a la escuela pública el plan de estudios de los Seminarios”).

b)     Vuestro interés en asegurar que no falten demandantes ‘opcionales’ de la clase de religión (católica) obliga a articular esta asignatura en tronco común y en alternativas (¿cuántas alternativas –católica, evangélicos, islámicos, judíos, opciones laicas- soportará la ordenación académica y hasta el presupuesto?).

c)      La demanda de alternativa evaluable será cada vez más difícil de aceptar por gobiernos socialistas, por gobiernos del PP sin mayoría absoluta (sólo se atrevieron a plantearlo el séptimo de los ocho años de gobierno), y hasta por mucha gente que nos seguimos reconociendo creyentes, como yo mismo.

d)     Llevar la pluriconfesionalidad a la escuela, me parece dificilísimo de organizar (ya es difícil organizar lo multicultural ) y hasta peligroso: dificultará el respeto y la tolerancia mutuas. ¿Nos arriesgamos a añadir al ámbito escolar un motivo más de posible tensión entre alumnos?

e)     Por otra parte, el triple objetivo (estudiar – críticamente – e interpretar prácticamente) supone casi la cuadratura del círculo: adquirir los conocimientos – tener un ámbito de confrontación crítica – y encontrar el estímulo para la práctica de lo aprendido. Es decir, la mejor escuela y la mejor catequesis. Casi nada. ¿En nombre de qué se exige tanto a la escuela pública?

f)       Si hubiera que dejar en el ámbito escolar las singularidades confesionales, cosa no deseable en mi opinión, déjense sin alternativa y en horario ad hoc, para que nadie presente como opción  lo que no es más que fruto de coacción: “o religión o...”.

g)     Con la exigencia de estas ‘singularidades confesionales’ (incluso evaluables en algunos tramos, si el Gobierno cede a presiones)  perdemos la oportunidad de que todos los escolares aprendan-reflexionen-experimenten juntos dimensiones y temas que van a tener progresiva relevancia en los próximos años. 

5.2 Sin duda tiene una considerable complejidad pedagógica y organizativa. ¿Se concede a alguna otra asignatura tal complejidad? ¿Y no es excesiva osadía?

       

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