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ANTE LA POSIBLE SUSPENSIÓN DEL JUICIO A MACIEL

                                                                                        25-05-2005

 

 

Julián Moreno Mestre

 

 

No conozco al Padre Maciel, de la Legión de Cristo, ni tan poco conozco la Legión, ni toda su organización lleve el nombre que lleve. No obstante, y a pesar de desconocer su persona, de no haberle visto ni oído hablar jamás, me pesa mucho leer las noticias que vienen desde Roma sobre el supuesto proceso de investigación sobre supuestos delitos por el cometidos. Me quejo de la Congregación para la Doctrina de la Fe que no se ya bien cuales son sus objetivos, de echo no se si causa beneficios en la iglesia o perjuicios sus resoluciones.

 

Hace ya un siglo, un pobre Jesuita recibió una serie de acusaciones, en cierto modo falaces, y desde esta Congregación que entonces era conocida como el Santo Oficio o Santo Tribunal de la Inquisición, dictó unas sentencias y no quedándose solamente hay, llegó más lejos todavía, presionando a los superiores Jesuitas para alejar o más bien aislar a aquel pobre, insignificante y buen hombre, conocido como Teilhard de Chardin. A China lo enviaron, con tan mala suerte, para Roma, que descubrió eslabones perdidos de la humanidad y alcanzó más fama que la que antes tenía. Los libros de este pobre hombre fueron retirados de bibliotecas católicas varias veces, pero una vez muerto y bajo tierra, resulta que varias de sus ideas eran verdad y el Concilio Vaticano II fue precisamente lo que confirmó varias de sus valiosas ideas.

 

Pero a lo que volvíamos, a Teilhard lo denuncian, lo procesan y le vigilan de por vida. En cambio ¿a Maciel que? Maciel no se le acusa de escribir blasfemias ni herejías, se le acusa de abusar de seminaristas y de inocentes, y en lugar de vigilarlo todo queda bien resuelto, sin investigarlo a fondo, a pesar de haber sido ya acusado en tiempos de Pablo VI o de Juan XXIII, ya ni recuerdo, pero simplemente se le protege. La Congregación para la Doctrina de la Fe no se si es el órgano que debe encargarse de los asuntos internos de la iglesia, pero si le incumben estas cosas, y hay varios testigos que en vida le conocieron y aseguran haber sufrido los abusos de este hombre, lo lógico es abrir una investigación seria y llevar las cosas con transparencia.

 

No es lógico lo que desde esa congregación se está haciendo, se supone que el objetivo de la congregación debiera ser corregir la herejía, y no condenar a los herejes. A los que escriben cosas, llamémoslas avanzadas o más bien que cuestionan algún punto o varios de la doctrina, se les echa de sus cátedras, aquí en España hay muchos, y en el mundo son toda una legión. Lo que sigo sin entender, si tan buenos teólogos hay en dicha congregación, si tan bien conocen las escrituras, la tradición, etc, ¿porque no responden a los investigados refutando sus argumentos?, ¿porque no citarlos, abrir un debate y ver si acaso en medio de ese debate se saca algo bueno?.  

 

Me apena con mucho dolor, ver como en la iglesia ciertos grupos, ciertas personas se dedican día a día a la condena, a los insultos, a las ofensas y a destilar intolerancia. Obispos enteros consagrados a la ofensa, obispos que protegen a sus amigos, y lo más terrible, el amiguismo que funciona en Roma. Voy a recordar algo importante, para el puesto que ha dejado vacante en la Congregación para la Doctrina de la Fe, se ha preferido buscar entre los conocidos de Benedicto XVI, o mejor dicho amigos, ¿no habría sido mejor realizar un examen y que aprobase el más apto?¿no habría sido mejor convocar un conclave de cardenales para elegir a alguien para ese cargo?. Pues ya se ve, amiguismo.

 

Yo no pido nada del otro mundo, pido algo muy sencillo, justicia en la Santa Sede y en toda la jerarquía católica, porque falta y mucha.  

 

Un saludo

Julián Moreno Mestre

 

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