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CARTA A LOS OBISPOS

 

Valencia, 8 de junio 2005.

Estimados señores obispos:

Hace hoy justo un mes, un grupo de cristianos laicos, desconcertados por una nota del Comité Ejecutivo del Episcopado, decidimos hacer público en Internet un Manifiesto, que se adjunta.

Pensamos que la doctrina y las normas que los obispos proponen como exigencias católicas respecto a la regulación civil de los matrimonios homosexuales no se fundamentan ni en la letra ni en el espíritu del Evangelio de Jesús. Es un tema tal vez discutible jurídica y políticamente, pero no hay sobre él revelación o verdad definida que obligue a todos los católicos y, menos aún, a los que no lo son.

 Hemos denunciado, pues, lo que considerábamos una doctrina desacorde con el Evangelio y una injerencia ajena a la misión de los obispos.

 Más de 600 personas se han sumado al Manifiesto. Sus nombres y comentarios pueden leerlos íntegramente en ATRIO.ORG. Un resumen del perfil de los firmantes y de cómo razonan su adhesión, acompaña también esta carta.

A lo largo de este mes, hemos comprobado con gran preocupación cómo la actitud beligerante de los obispos crecía. El plan de movilizar a las fias católicas, sacándolas a la calle (precisamente en la víspera de una importante convocatoria electoral), se confirmaba. Esta firme actitud de la jerarquía (tan renuente ante tantísimas injusticias y atropellos de los Derechos Humanos) es la que hubiésemos esperado cuando la guerra de Irak. Prefirieron mirar hacia otra parte. Por lo que se ve, la jerarquía y nosotros leemos el Evangelio de distinta manera.

 Como cristianos que pertenecemos a una sociedad democrática, con recta formación moral, criterios propios y fuertes convicciones, nos repugna que la jerarquía quiera dirigir nuestra fe a golpe de silbato (monseñor García-Gasco perdonará que utilicemos "ad hominem" su propio argumento).

Por todo ello, haciendo uso de nuestro derecho a la OBJECION DE CONCIENCIA, hemos dicho NON POSSUMUS a los obispos. No podemos obedecerles. Y estamos dispuestos a decir NO tantas veces cuantas creamos que los Obispos se extralimitan en sus atribuciones.

Queremos finalizar con una breve reflexión que, en su día, hizo el teólogo Joseph Ratzinger (Benedicto XVI). Los señores obispos sabrán apreciarla y la guardarán con gran estima:

“La fe no es privilegio de los jerarcas, sino de la Iglesia entera... Por eso, en última instancia, no hay laicos en la Iglesia que sean únicamente receptores de la Palabra y no portadores activos de la misma: como, a la inversa, los predicadores activos de la Palabra siguen siendo siempre en lo más hondo receptores de la misma y sólo aprendiendo y recibiendo pueden también enseñar”.

Atentamente les saludan,

 

Antonio Duato (Atrio), Antonio.Duato@atrio.org

Ovidio Fuentes (Asociación ¡AU!), ovidiofuentes@ono.com

Francisco Asensi (Asociación ¡AU!), fasensi@ono.com

 

Y 630 firmantes más.

 
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