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CARTA ABIERTA A LOS OBISPOS                                           15-6-2005
 

    Julián Moreno Mestre

Estudiante de Ciencias Físicas

 

Estimado Monseñor Fernando Sebastián:

 

He leído su nota sobre "Defender a la familia", y debo decir que yo también como cristiano y católico coincido con usted en mi preocupación por la familia. Hoy en día hay personas de prestigio, grupos poderosos e instituciones, que planean funestamente contra la familia de este país, movidos por la codicia, la ambición y por la falta de amor al prójimo. Hablo Monseñor Sebastián, de un enemigo del que usted se ha olvidado, las inmobiliarias y hablo como no, de los especuladores, que comprando pisos y propiedades, están consiguiendo que muchas parejas no encuentren un piso. Es triste mi señor Obispo, que la iglesia también tenga parte en esos negocios, sin ir más lejos se de una parroquia de Madrid que tiene un piso encima de la iglesia y que no está habitado, por no hablar de plantas intermedias que supuestamente se usan para actividades, pero las cuales están siempre cerradas porque con las de abajo bastan, y como esta parroquia en Madrid tenemos varias, por no decir miles De hecho el Alcalde Alberto Ruiz Gallardón (del PP) quiso meter algo de mano a esos pisos vacíos, a ese terreno sin usar, etc, porque en Madrid Capital una vivienda te hipoteca de por vida, más pobre hombre nuestro alcalde que le hicieron desistir de tal idea.

 

También he leído que habla sobre el divorcio expres, mi estimado obispo, creo haber leído hoy en la prensa, que nuestro eminentísimo Santo Padre Benedicto XVI, ha decidido agilizar los trámites para la concesión del divorcio canónico, y evitar los retrasos y esperas innecesarias. Esto que se está haciendo, porque hay mucha gente que sufre las consecuencias de un mal matrimonio, de algo que fue un error. Por otra parte, en nuestra sociedad, se da el caso de un matrimonio bueno al principio y que acabo mal al final, sino pueden encontrar remedio a sus males, el divorcio es tristemente la mejor de las soluciones. Véalo usted bajo sus ojos monseñor, imagínese que la persona que querías un día ya no la quieres mañana, pero no es solo no quererla, es que no puedes soportar estar con el/ella, y te toca pues renunciar a muchas cosas, tu casa, tu nivel de vida, cargar con los hijos solo/a o terminar por verlos solo los fines de semana, la preocupación de que estén bien o mal con tu ex, etc, y si a eso le añadimos ambiente de malos tratos, cuernos de forma repetida, etc, créame, eso se pasa realmente mal. La familia está para lo bueno y para lo malo, pero si en la familia alguien te maltrata, te odia, te detesta, y llegas al extremo de perder el amor por esa persona, se ha perdido lo que da sustancia a la familia que es el amor.

 

Mi estimado obispo, se que le preocupa la familia tanto como a mi, yo deseo que se formen familias, y por eso estoy a favor que un divorciado se case de nuevo, me parecería mal que si dos personas que se quieren y se aman, no pudieran casarse porque una vez se casaron con otra persona y han quedado marcadas de por vida. El matrimonio no es un castigo, es una bendición, las bendiciones no pueden convertirse en tragedia, en castigo, en infierno, etc, yo creo en Dios, y creo en su misericordia, y también creo que es tolerante, creo en Jesucristo y como se que es Dios, y conozco su comprensión por los pecadores, sus ansias por perdonar así como su gentileza y su bondad, por no hablar de su tolerancia en tiempos de intolerancia. Creo que es muy posible que Dios y Jesucristo por amor al hombre, por amor a todos nosotros, no irían a poner un mandamiento por delante de un ser humano, mire si no la cuestión del sábado y recuerde que “no se hace el hombre para ley sino la ley para el hombre”. Por eso y porque intento comprender al prójimo, puedo creer en el divorcio y estoy a favor de él. Otra cosa bien distinta Monseñor, son la farsa de bodas que veo en las “revistas del corazón”, y en las que la iglesia pone su sello aún sabiendo como acabarán, o en lo que en ellas habrá o en los intereses que hay detrás, muchas de ellas con divorcio consentido. Como le dije estoy a favor del divorcio, pero me parece mal que los tribunales eclesiásticos, sean costosos los procesos de divorcio y que encima se los concedan a gente de renombre e importancia, mientras gente más humilde, y hasta gente maltratada por su exmarido o exesposa, etc, tenga que pasar años hasta obtener un permiso para poder casarse y formar una familia.

 

Sobre los matrimonios homosexuales, estoy a favor, y ¿por qué? Porque tengo que apoyar estas nuevas formas de familia, no son pactos de convivencia, no son solamente dos personas que viven en un piso, no son solamente dos amigos/as juntos/as, son algo más que eso, un matrimonio. Se que usted no lo ve como matrimonio porque ve diferencias con lo que a usted le gusta que sea el matrimonio, pero yo lo veo como matrimonio porque existe demasiada semejanza, la diferencia es mínima. Debiera usted conocer parejas gays o lesbianas, visitar su casa, preguntar y hablar, y así formar su propio criterio o mantenerlo, pero ya desde haber conocido otra realidad.

 

Por otra parte, sobre el tema de los matrimonios homosexuales, escribí una carta a todos los Obispos de España y a la Conferencia Episcopal. En ella expreso claramente reservas sobre las ideas que utilizan en torno al matrimonio gay, ya que los argumentos empleados por la jerarquía tienden a utilizar a aquello que les conviene de una ciencia o de una disciplina humanista, y desechar todo lo que no les conviene. 

 

En definitiva estoy a favor de la familia, venga de divorciados, madres solteras, de heterosexuales o de homosexuales, porque si me dan a elegir entre obedecer a mi conciencia y obedecer a mis obispos, elijo mi conciencia. Ya lo decía el Cardenal Newman, “si se me obliga a llevar la religión a un brindis de sobremesa (que, de todos modos, no parece un lugar muy adecuado), brindaré... por el papa, si ustedes quieren, pero siempre por la conciencia primero y por el Papa después." La jerarquía no siempre me puede dar lecciones de moral y de conciencia en todo, además antes lo tengo que analizar y valorar si lo que ustedes me dicen es admisible o no, o si es verdad o no, no puedo tener fe ciega en ustedes. Las razones, porque he visto a varios obispos insultar, he visto obispos jugarse el dinero en la bolsa, pelearse por herencias, mandar al paro a padres y madres de familia por opinar de una forma contraria al obispo, apoyar a ETA, he visto obispos metidos en la política y decirnos que partidos votar, pero sobre todo Monseñor Sebastián, en Madrid ya he visto los aires de grandeza que se da al entrar en las parroquias Antonio María Rouco Varela, entra como si se creyese del estrellato, y como ni pide perdón por llegar media hora tarde a misa, el perdón es algo muy importante en la vida del cristiano y mis obispos nunca lo piden públicamente cuando se equivocan, salvo si están acorralados. 

 

Un afectuoso saludo

Julián Moreno Mestre

 

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