Estudiante de Ciencias Físicas
Estimado Monseñor Fernando Sebastián:
He leído su nota sobre
"Defender a la familia", y debo
decir que yo también como cristiano y católico coincido con usted en
mi preocupación por la familia. Hoy en día hay personas de prestigio,
grupos poderosos e instituciones, que planean funestamente contra la
familia de este país, movidos por la codicia, la ambición y por la
falta de amor al prójimo. Hablo Monseñor Sebastián, de un enemigo del
que usted se ha olvidado, las inmobiliarias y hablo como no, de los
especuladores, que comprando pisos y propiedades, están consiguiendo
que muchas parejas no encuentren un piso. Es triste mi señor Obispo,
que la iglesia también tenga parte en esos negocios, sin ir más lejos
se de una parroquia de Madrid que tiene un piso encima de la iglesia y
que no está habitado, por no hablar de plantas intermedias que
supuestamente se usan para actividades, pero las cuales están siempre
cerradas porque con las de abajo bastan, y como esta parroquia en
Madrid tenemos varias, por no decir miles De hecho el Alcalde Alberto
Ruiz Gallardón (del PP) quiso meter algo de mano a esos pisos vacíos,
a ese terreno sin usar, etc, porque en Madrid Capital una vivienda te
hipoteca de por vida, más pobre hombre nuestro alcalde que le hicieron
desistir de tal idea.
También he leído que habla sobre el divorcio
expres, mi estimado obispo, creo haber leído hoy en la prensa, que
nuestro eminentísimo Santo Padre Benedicto XVI, ha decidido agilizar
los trámites para la concesión del divorcio canónico, y evitar los
retrasos y esperas innecesarias. Esto que se está haciendo, porque hay
mucha gente que sufre las consecuencias de un mal matrimonio, de algo
que fue un error. Por otra parte, en nuestra sociedad, se da el caso
de un matrimonio bueno al principio y que acabo mal al final, sino
pueden encontrar remedio a sus males, el divorcio es tristemente la
mejor de las soluciones. Véalo usted bajo sus ojos monseñor, imagínese
que la persona que querías un día ya no la quieres mañana, pero no es
solo no quererla, es que no puedes soportar estar con el/ella, y te
toca pues renunciar a muchas cosas, tu casa, tu nivel de vida, cargar
con los hijos solo/a o terminar por verlos solo los fines de semana,
la preocupación de que estén bien o mal con tu ex, etc, y si a eso le
añadimos ambiente de malos tratos, cuernos de forma repetida, etc,
créame, eso se pasa realmente mal. La familia está para lo bueno y
para lo malo, pero si en la familia alguien te maltrata, te odia, te
detesta, y llegas al extremo de perder el amor por esa persona, se ha
perdido lo que da sustancia a la familia que es el amor.
Mi estimado obispo, se que le preocupa la familia
tanto como a mi, yo deseo que se formen familias, y por eso estoy a
favor que un divorciado se case de nuevo, me parecería mal que si dos
personas que se quieren y se aman, no pudieran casarse porque una vez
se casaron con otra persona y han quedado marcadas de por vida. El
matrimonio no es un castigo, es una bendición, las bendiciones no
pueden convertirse en tragedia, en castigo, en infierno, etc, yo creo
en Dios, y creo en su misericordia, y también creo que es tolerante,
creo en Jesucristo y como se que es Dios, y conozco su comprensión por
los pecadores, sus ansias por perdonar así como su gentileza y su
bondad, por no hablar de su tolerancia en tiempos de intolerancia.
Creo que es muy posible que Dios y Jesucristo por amor al hombre, por
amor a todos nosotros, no irían a poner un mandamiento por delante de
un ser humano, mire si no la cuestión del sábado y recuerde que “no se
hace el hombre para ley sino la ley para el hombre”. Por eso y porque
intento comprender al prójimo, puedo creer en el divorcio y estoy a
favor de él. Otra cosa bien distinta Monseñor, son la farsa de bodas
que veo en las “revistas del corazón”, y en las que la iglesia pone su
sello aún sabiendo como acabarán, o en lo que en ellas habrá o en los
intereses que hay detrás, muchas de ellas con divorcio consentido.
Como le dije estoy a favor del divorcio, pero me parece mal que los
tribunales eclesiásticos, sean costosos los procesos de divorcio y que
encima se los concedan a gente de renombre e importancia, mientras
gente más humilde, y hasta gente maltratada por su exmarido o exesposa,
etc, tenga que pasar años hasta obtener un permiso para poder casarse
y formar una familia.
Sobre los matrimonios homosexuales, estoy a
favor, y ¿por qué? Porque tengo que apoyar estas nuevas formas de
familia, no son pactos de convivencia, no son solamente dos personas
que viven en un piso, no son solamente dos amigos/as juntos/as, son
algo más que eso, un matrimonio. Se que usted no lo ve como matrimonio
porque ve diferencias con lo que a usted le gusta que sea el
matrimonio, pero yo lo veo como matrimonio porque existe demasiada
semejanza, la diferencia es mínima. Debiera usted conocer parejas gays
o lesbianas, visitar su casa, preguntar y hablar, y así formar su
propio criterio o mantenerlo, pero ya desde haber conocido otra
realidad.
Por otra parte, sobre el tema de los matrimonios
homosexuales, escribí una carta a todos los Obispos de España y a la
Conferencia Episcopal. En ella expreso claramente reservas sobre las
ideas que utilizan en torno al matrimonio gay, ya que los argumentos
empleados por la jerarquía tienden a utilizar a aquello que les
conviene de una ciencia o de una disciplina humanista, y desechar todo
lo que no les conviene.
En definitiva estoy a favor de la familia, venga
de divorciados, madres solteras, de heterosexuales o de homosexuales,
porque si me dan a elegir entre obedecer a mi conciencia y obedecer a
mis obispos, elijo mi conciencia. Ya lo decía el Cardenal Newman,
“si se me obliga a llevar la religión a un brindis de sobremesa (que,
de todos modos, no parece un lugar muy adecuado), brindaré... por el
papa, si ustedes quieren, pero siempre por la conciencia primero y por
el Papa después." La jerarquía no siempre me puede dar lecciones
de moral y de conciencia en todo, además antes lo tengo que analizar y
valorar si lo que ustedes me dicen es admisible o no, o si es verdad o
no, no puedo tener fe ciega en ustedes. Las razones, porque he visto a
varios obispos insultar, he visto obispos jugarse el dinero en la
bolsa, pelearse por herencias, mandar al paro a padres y madres de
familia por opinar de una forma contraria al obispo, apoyar a ETA, he
visto obispos metidos en la política y decirnos que partidos votar,
pero sobre todo Monseñor Sebastián, en Madrid ya he visto los aires de
grandeza que se da al entrar en las parroquias Antonio María Rouco
Varela, entra como si se creyese del estrellato, y como ni pide perdón
por llegar media hora tarde a misa, el perdón es algo muy importante
en la vida del cristiano y mis obispos nunca lo piden públicamente
cuando se equivocan, salvo si están acorralados.
Un afectuoso saludo
Julián Moreno Mestre
Volver
Ver comentarios (Hay
1)
ENVIAR
comentario