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Viviendo sobre el volcán: la crisis por abusos sexuales

Es como en la película Volcano. Tras unas primeras explosiones parece que vuelve la calma. Pero los responsables empiezan a saber que la ciudad está construida sobre un volcán que al final reventará.

Esta comparación de la crisis actual de la iglesia católica americana con la película Volcano (1997, director Mick Jakson) la hacen dos expertos psicólogos eclesiásticos tras un análisis en profundidad de la actual crisis. Se trata de la Hermana Fran Ferder, de las Franciscanas de Adoración Perpetua y del Padre John Heagle, terapeutas y profesores que colaboran con la diócesis de Seattle. El análisis lo ha publicado NCR y el texto en inglés puede leerse pinchando aquí. Será ampliado en un libro, "Fuegos de ternura: La promesa espiritual de la Sexualidad", que aparecerá el próximo mes de Julio.

Los autores empiezan por resumir en ocho las diversas teorías que intentan explicar el alcance y las causas de la presente crisis:

-Una historia antigua: casos de hace 20 ó 30 años.

-Unas manzanas podridas entre muchas sanas (2% del clero).

-La ontológica debilidad de los curas, hombres como los demás.

-La teoría vaticana: efecto de la cultura materialista de occidente.

-Una cuestión de homosexuales que se cobijan en la iglesia.

-Efecto de la actual permisividad sexual.

-Una conspiración de los medios de comunicación.

-La teoría del celibato: produce frustraciones por abstinencia obligatoria.

Todas estas explicaciones tienen elementos de verdad pero ninguna de ellas, ni siquiera en conjunto, son capaces de explicar la crisis en toda su profundidad.

Para intentarlo, los autores dicen que hay que ir a causas profundas, al volcán que está en la base de estos síntomas. Ahí es donde está su valentía, que les hace ser tan inoportunos como los geólogos consultados por fin por los gobernantes de la ciudad construida sobre el volcán. Pues ellos señalan las causas profundas en estos dos factores que es necesario cambiar:

-la forma de gobierno -"governance"- en la Iglesia: "es un sistema de control y secretismo, una fina red que pone como su primer objetivo proteger la autoridad y la imagen más que proteger las necesidades de los miembros más vulnerables". Un sistema que viene de la edad media y que da más importancia a la obediencia que a la compasión. Se elige cuidadosamente a los obispos, sobre todo con este Papa, para que sean obedientes. Y ellos saben muy bien que si en algo se saltan las indicaciones de Roma serán humillados y marginados.

-la forma excluyente de reclutar al ministerio: con el sistema actual, que excluye a mujeres y a cristianos que eligen “vivir una vida de amor expresado” se agotan las cisternas de donde extraer buenos sacerdotes. "El celibato obligatorio, una joya para algunos, pero un lastre y un muro para otros,  es en sí mismo un mensaje desconfianza a la sexualidad y a la mujer y una grave ofensa e injusticia a la mayoría de la gente y al mismo Dios, a quien se supone autor último de esta segregación”.

 Muy claro habla esta pareja de eclesiásticos. Me temo que si siguen así pronto perderán la confianza de los responsables que no quieren oír este diagnóstico. Es mejor, cuando eres un “experto”, reducirte a lo que te preguntan. Como ha hecho otro teólogo y pastoralista norteamericano en un informe a la conferencia episcopal. El P. Germain Grisez, empieza su informe sobre cómo han de portarse los obispos en los casos de pedofilia que se denuncien en su diócesis con esta significativa observación: “no vamos a tratar aquí, aunque merecería mucha atención, de los denuncias a miembros de la iglesia que no sean sacerdotes diocesanos (religiosos y seglares al servicio de la iglesia) y de los casos de abusos y acosos sexuales no denunciables criminalmente, pero no menos malos moralmente (relaciones más ambiguas con menores y explícitas con mayores, aun consentidas por las dos partes, pero con uso de su autoridad moral)”. Esta respuesta a una consulta preparatoria para una reunión de los obispos nortemaericanos en junio la publica la vaticanista agencia ZENIT. 

 Otra cosa es cuando el informe técnico aborda el tema del clero en toda su complejidad y profundidad. Pocos teólogos había en Alemania más prometedores que Eugen Drewerman, que además de teólogo es un fino psicoanalista. Mientras su obra teológica se quedó en artículos de revistas especializadas o tratados genéricos de interpretación de la escritura o los dogmas a la luz de la cultura moderna, siguió siendo profesor honorado de la facultad de Teología en Padeborn. Pero cuando se decidió a concretar sus teorías en el análisis de la estructura clerical, en un libro concienzudo de más de 700 páginas (“Clérigos: psicodrama de un ideal”, Trotta, 1995 –1ª Ed. alemana de 1989), empezaron los humillantes procesos de la Congregación de Defensa de la Fe y su abandono de la cátedra y del sacerdocio. Pero ¿ha perdido por eso verdad intrínseca su libro? ¿Cuántos responsables de nuestra iglesia se han enfrentado sinceramente con este texto? ¿Temen que les descubra el volcán sobre el que está edificada la estructura clerical de la Iglesia?  

Quien sí parece haber leído a Drewerman es el viejo amigo Enzo Mazzi, desde El Isolotto en Florencia, que escribe un valiente artículo en Il Manifesto daso a conocer por ADISTA con este escandaloso título: “LA PEDOFILIA ESTRUCTURAL DE LA IGLESIA.  EL CORAJE DE UN ANÁLISIS”. Enzo Mazzi era el párroco de una parroquia obrera a las afueras de Roma que se hizo tremendamente popular a raíz de la inundación del 62, poniendo todos los recursos de la iglesia a disposición del pueblo y de la junta del barrio, aunque fueran comunistas. En 1968, el Cardenal Florit nombró otro párroco. La comunidad cristiana apoyó a Mazzi y se negó a aceptar al nuevo párroco. Pero tuvo al fin que abandonar el edificio parroquial por mandato judicial. Ellos continuaron celebrando misa todos los domingos en la plaza del barrio. Fue un signo e contestación intraeclesial que seguimos muchos en aquel tiempo. Sobre esta comunidad emblemática y la figura de Mazzi, que conocí bien a través de Ernesto Balducci, habrá que volver. Lo conoce tambien González Ruiz. Y el desaparecido y entrañable profesor de Escritura en Comillas, Gregorio Ruiz, Goyo, escribió sobre esta experiencia en el número 25 de IGLESIA VIVA en 1970.

Este luchador por la libertad en la Iglesia para servir a los pobres vuelve ahora a un tema crítico como éste sin acritud, desde un gran sentido de compasión por todas las víctimas de una estructura de poder –la estructura clerical- que hace víctimas en primer lugar a los pobres y generosos curas, infantilizados y culpabilizados perpetuamente, que en muchos casos se encierran en sus propias angustias de forma admirable y en otros pocos casos hacen víctimas a otros de sus propias represiones.  -véase lo que dice: "¡Cuántos heroísmos de total dedicación son el fruto de tales maceraciones psíquicas!  Y este es el bien, a vces el bien admirable, que se deriva del del mal; es lo positivo que sale de las mutilaciones del alma y del cuerpo. En algunos casos sin embargo esto induce a comportamientos destructivos que llegan al límite del suicidio y de la podeofilia".

Pero, ¿serán capaces los máximos responsables de nuestra Iglesia de plantearse la evidencia de que su esencial estructura clerical está edificada sobre un volcán? Yo imagino que ahora ni el Papa ni los septuagenarios que lo asisten en los principales cargos estarán capacitados para afrontar esta evidencia. Pero alguien se estará preparando sin saberlo para asumir la cúspide de responsabilidad. Espero que tenga bien sano el corazón, no le vaya a pasar lo que le pasó al bueno de Juan Pablo I que parece que junto al Kempis en la mesilla, tenía aquella noche un dossier sobre escándalos en una diócesis americana.  Antonio Duato.

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